Para poder ir al gimnasio contraté una niñera por horas. A la usanza francesa llame a una agencia que me mandaría el día y la hora indicados una muchacha con la formación necesaria para ocuparse de mi niño. O al menos eso me dijo la gerente. Martes 9 a.m. Sudadera y tenis. Casa ordenada. Teteros y galletas a la vista. Niño bañado y peinado de medio lado. Nos sentamos a esperar en el sofá. Alguien golpea. Al abrir la puerta aparece una muchacha de 20 años, 1.70 m, 45 kilos, vestida como un personaje de Manga - días mas tarde un amigo me explicaría que eso se llama "Harajuku style"-. Una sofisticada mezcla de accesorios negros, rosados y fucsias. Maquillaje de película de ciencia ficción. Cartera de Hello Kitty. Para no salirme del ambiente le pido al Ojo de Thundera que me ayude a ver mas allá de lo evidente como lo hacían los ThunderCarts. Salgo del shock y le hablo. Le doy instrucciones. Me oye. Alza a mi niño que al poder tocar los aretes de esqueleticos dice: Wow.
Vuelvo a la casa. Los encuentro felices jugando en el piso con el Señor Cara de Papa. Qué le vamos a hacer... Like a virgin ... Touched for the very first time... Like a virgin... When your heart beats ... Next to mine...
Jueves 9 a.m. Sudadera y tenis. Casa ordenada. Teteros y galletas a la vista. Niño bañado y peinado de medio lado. Nos sentamos a esperar en el sofá. 9:20 a.m. Alguien golpea. Al abrir la puerta aparece la niñera excusándose porque se le hizo tarde. Blue jean, camiseta blanca y saco motoso gris. Pelo mojado. Sin maquillaje. Aunque suene como su mamá es diez veces más bonita sin el "disfraz". Mi niño la abraza y le dice bonjour. Afortunadamente el no se complica la cabeza con Madonas, Gagas y Harajukus y sin esforzarse puede ver más allá de lo evidente.