martes, 9 de octubre de 2018

President Baby

Tenía 5 años y ya sabía que quería ser presidente. Su mamá encajaba perfectamente con la definición de un sociópata: abandonada de la empatía hacia sus semejantes, le había inculcado que él era mejor que todos los demás. Que siempre debía ser el primero de la fila. Que no merecía un “no” como respuesta. Que estaba llamado a mandar sobre todos esos muchachitos, en especial sobre aquellos de colores variopintos o cuyos padres promovían ideas peligrosas como la igualdad o la solidaridad.

Tuve el inmerecido placer de conocer a la mamá en una reunión de padres de familia en la que le exigía airadamente a la profesora implementar un programa intensivo en lenguas anglosajonas y aumentar la dificultad de toda actividad académica, dado que su niño era superdotado y se aburría en clase. Cuando yo lo miraba dándole patadas a una lata me sorprendía: ¡Cómo se veían de normales los niños superdotados!

Ese día volví a la casa a preguntarle a mi hijo qué quería ser cuando grande.

– Yo quiero inventar una máquina del tiempo para ir a la época de los dinosaurios y traerme un velociraptor. También hacer una pócima para resucitar a Michael Jackson pero cuando era negro, porque blanco me da miedo. 

Anotación mental: “Buscar un libro de bioética para niños en internet”.

Sobra explicar que mi niño y yo representábamos todo lo que la mamá combatía.

Algo que nunca entendí es que a pesar de que el muchachito trataba a los otros niños como súbditos, la mamá tenía una corte de mamás maníaco depresivas a las que controlaba con la preparación de las listas de invitados al cumpleaños del príncipe heredero. Digo listas, porque había dos: la de aquellos que hacían parte del cortejo y la de aquellos a los que no invitaría por nada en el mundo, obviamente encabezada por mi hijo, y con la que el muchachito lo mortificaba a la mínima oportunidad.

Yo vivía contrariada. No tanto por la fiesta sino por la idea de que el muchachito llegara a la presidencia. Me imaginaba la campaña, las difamaciones que inventarían contra sus adversarios, la compra de votos a punta de cupcakes, las cifras que inventarían para convencer a los electores de que gente como yo los estaba invadiendo o las promesas mesiánicas que los salvarían de un destino trágico. Y cuando llegara a la presidencia usando la constitución de confeti, dándoles bolillo a los que estuvieran bravos por no haber estado invitados a la fiesta, chuzando teléfonos, amenazando periodistas, el presupuesto de educación iba a terminar en arcos y flechas, y el de salud, en pistolas de agua.

Un día vi que la mamá le daba el teléfono para entretenerlo y lo primero que hizo fue abrir el Twitter Baby. No sabía escribir pero ya estaba insultando a alguien a punta de muñequitos.

Para que a mi hijo se le olvidara que no estaba invitado al cumpleaños, lo llevé a cine con un amigo que también estaba en la lista negra. La mamá era morena, de ojos negros, de 1.80 de estatura y dejaba a todos los papás boquiabiertos. Les puse chaquetas de cuero, gel en el pelo, gafas oscuras y me los llevé a cine. Les prometí además que si estaban juiciosos los llevaba a McDonald’s después de la película. Se portaron como unos santos.
Se prendieron las luces y nos dimos cuenta de que, dos filas más abajo estaban todos los niños de la lista “blanca”. La celebración del cumpleaños no era una “fiesta” estilo Versalles como yo me la había imaginado con el Cirque du Soleil y un ponqué de cinco pisos; era ir a cine. Algunos de los niños se pusieron felices de ver a los rockeros exiliados y los saludaron efusivamente. Ante la afrenta, el príncipe se acercó y nos preguntó:

– ¿Y ustedes qué hacen aquí?

– Vinimos a cine y ahora vamos para McDonald’s, contestó mi hijo.

Mirando a su madre el heredero preguntó:

– ¿Mamá, nosotros podemos ir?

– No, querido, nosotros no vamos a esos sitios.

Mientras nos alejábamos escuché que una de las maníaco depresivas comentaba:

– Con esta gente por todas partes, ya ni a cine se puede ir tranquilo.

Corolario

Meses más tarde y en complicidad con la profesora, armé una fiesta de cumpleaños en el colegio: invité a todos los niños, llené el carro de bombas infladas con helio que se salían por las ventanas. La piñata era un león que abría la boca, llevamos sorpresas, ponqué y dulces, y durante muchos años, cuando a los niños que habían asistido les preguntaban qué querían de cumpleaños, respondían: una fiesta a la colombiana.

Me va la madre

Este documento contiene malas palabras, groserías e improperios, indispensables para establecer un punto de vista filosófico. Se recomienda a los lectores vulnerables abstenerse.
Yo fui educada dentro de la religión católica colombiana. Tres libros sobre la historia de las religiones me ayudaron a salir del closet y confesar abiertamente que soy atea. El problema es que tuve un hijo en Francia y si bien ha sido muy enriquecedor educarlo sin los parámetros de una religión y lejos de mi cultura, a veces me quedo corta de historias y de argumentos para convencerlo de hacer ciertas cosas. La sopa, por ejemplo. Nosotros vivimos en Francia, acá los niños no se mueren de hambre como en la Guajira o el Chocó, entonces la perorata de “Hay niños que se mueren de hambre” no sólo suena abstracta sino increíble.
-No, mamá, ¡no puede existir un país en el que los niños se mueren de hambre!
-Te lo juro, incluso la gente vota por los políticos que se roban la plata para darles de comer a esos niños.
– No, mamá, nadie es tan estúpido.
Para empeorar las cosas al muchachito le encanta la mitología. Mi mamá le regaló de Navidad (porque a los ateos nos encanta la Navidad: somos ateos, no coherentes) un libro de mitología comparada, entonces para él, el diablo con el que a mi me amenizaron la infancia es un “personaje” más, partícipe de una historia entre héroes y villanos. ¡Maldita sea!
Yo que crecí entre los mandamientos, las confesiones, los pecados, las virtudes, el diablo y todos sus productos derivados, no siempre encuentro los elementos de coacción indispensables en todo proceso educativo.
Hasta que apareció en escena el bellaco más indigno y decadente.
Cada vez que Trump sale en la televisión mi hijo alza las manos, hace pistola y susurra: Trump, hijo de puta. Inevitable. Soy responsable. Mea culpa. Yo no le hago pistola, pero cada vez que oigo la última de sus ocurrencias, de sus inmundicias, de sus tuits bajos y asquerosos, no puedo evitar expresar mi asco infinito y decir: “Este es mucho hijo de puta”. Con todas las vocales y las consonantes.
Me di cuenta de que a fuerza de oír mis improperios, mi hijo empezó a interesarse en política. El otro día mientras le leía a mi mamá un artículo de Newsweek en el que los psiquiatras norteamericanos se inquietan debido al incremento en la ansiedad producido por la gestión de Trump, mi hijo declaró: “Yo sé mamá, es una enfermedad que se llama ‘El virus del hijo de puta’”. Y días más tarde mientras veíamos un documental sobre Putin, se quedó mirándome y me preguntó: ¿Entonces este Putin es tan hijo de puta como Trump? Incluso a veces mientras juega, todos los muñecos insultan a un hombrecito todo feo y mal vestido: “¡Oye, pendejo, eres un bruto, eres malo y usas una peluca!
Y llegó la luz.
Una tarde mientras almorzábamos en un restaurante mi hijo empezó a comer con las manos y con la boca abierta.
– Come bien.
– Ouieeee….cronch, cronch…
– Oye, uno come bien por respeto por los otros.
– Ouieeeee…. cronch, cronch….
– ¡Oye! ¡Así debe comer Donald Trump!
– ¡Ah, no, eso no!
Y agarró los cubiertos, se puso la servilleta en las rodillas y empezó a comportarse como un caballero. Entonces comprendí una nueva ética, una simplificación del Manual de Carreño, una síntesis puntal, eficaz y directa de la educación, la moral y las buenas costumbres: No te comportes como un hijo de puta. Hagas lo que hagas, no te comportes como Donald Trump. Bendito seas cerdo asqueroso, que a punta de mal ejemplo, le has dado ligereza y vitalidad a mi discurso:
– Baja la basura y recicla las botellas…
– ¿Por qué yo?
– Porque tú proteges el planeta, no como el otro…
– ¡Ah, no, eso no!
Y se puso los zapatos y aprovechó para reciclar el cartón y el aluminio.
– Respeta a las niñas, comparte los juguetes, protege a los más pequeños, no te agarres a puños con los que no piensan como tú, dialoga, no digas cosas desagradables, aprende de tus profesores, saluda, despídete, lee, disfruta, juega, ¡sé feliz!
– ¿Y las groserías y hacer pistola?
– Resérvalas para ya sabes quién, que se las merece todas.

sábado, 3 de mayo de 2014

Preguntas

Él me invade de preguntas. De preguntas sin respuesta. Me hace prometer cosas imposibles. Me hace reír. Me jura amor eterno y cuando le explico que en el futuro encontrará alguien que lo quiera y a quien querer, se pone triste. Confiesa querer estar conmigo, en esta su casa. Ayer me preguntó si las personas que no tienen familia pueden buscarse una. Yo siento como mi corazón se hace liquido y se derrama por el piso. Yo le digo que si, que claro, que incluso, uno puede escoger las personas que uno quiere que hagan parte de su familia, que esos son los amigos. Me paso la vida inventando explicaciones más inverosímiles que sus preguntas, como si tratara de lijar el lado áspero de la realidad. Hace unas semanas lo lleve a la guardería donde lo cuidaban tres veces por semana cuando era un pequeñito. Habíamos seleccionado todos los juguetes de bebé que aun conservaba y los llevamos de regalo. Antes de llegar a la puerta me preguntó si podía guardar un tigre y un león de plástico que habíamos puesto en la bolsa. Los guarda en mi cartera y prosigue. Yo le explico que él ha crecido, que antes era como esos bebes y que ahora tiene la edad para entrar al colegio de los niños grandes. Los acaricia, les habla, les hace cosquillas. La directora aparece detrás de una puerta y lo saluda por su nombre. Él la reconoce: -Vengo a traer mis juguetes de bebé porque crecí. Ya no soy un bebé. Se me caen los dientes. Antes era chiquito, pero ahora soy grande. Estoy aprendiendo a escribir Alexander en letra pegada, etc…. 20 minutos de un discurso que explica como crecen los niños.  


Y yo me pregunto quien le contesta las preguntas a las mamas. De donde sale la fuerza para reírse cuando el corazón se derrama por el piso. De donde salen las lijas para encontrarle el lado suave a la realidad. Que va a pasar el día que mis explicaciones inverosímiles no funcionen y se de cuenta de que todo es inventado porque nunca tuve las respuestas a sus preguntas. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Hoja de vida


Soy Ángela Blanc y tengo personalidades múltiples. La persona que soy hoy, tal vez será otra mañana, o tal vez no. Que sentido tiene hacer la hoja de vida de alguien que no puede decidirse a ser una sola persona.

Desadaptada funcional siempre logro adaptarme. En el colegio católico era la comunista. En la universidad pública era la capitalista. Mamerta entre los yuppies. Atea donde los Jesuitas. Demasiado maternal para ser gerente. Pacifista esposa de militar. Vivo en el sur de Francia, pero soy demasiado optimista para ser francesa.

Tengo una vida feliz, porque lleno los vacíos con pasiones. Dejé  periodismo porque me gusta escribir, pero no el contacto con la realidad. Estudié diseño gráfico y pedazos de Bellas Artes: pintura, cerámica, montaje de exposiciones. Buena en fotografía, en historia del arte, en teoría del color. Regular en otras cosas, lo que compensé con disciplina aumentando mi impopularidad.

Toda mi vida tejí, bordé, cosí, pinté, decoré, horneé, etc…

La vida profesional trajo consigo el Internet y el inglés. Diseñé sistemas de comunicación bilingües, diagrame libros, me gané premios, dirigí proyectos. El sentido común me convirtió en asesor del Gobierno en la comunicación de temas económicos y legales.

Fui profesora en una universidad privada y conferencista en una pública.

Con mas iniciativa que criterio monte una empresa. Hice todo: limpiar el piso, conectar cables, aprendí contabilidad, Excel, como pagar impuestos y como no. Busque clientes, atendí clientes e incluso logré que me pagaran. Dirigí proyectos, cree estrategias, fuí copy, inventé soluciones. Sostuve 10 empleados, incluyéndome.

El amor me trajo un hijo, el exilio y el francés.

Vida dos. En modo de inmigrante. Cree Lita Blanc para vender mis creaciones. La promoción implicó retomar la fotografía hasta montar mi propio estudio.


Sufro de un apremiante sentido de la estética que condiciona lo que hago, y de una compulsión maniática que me obliga a materializar mis ideas.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Personalidades múltiples


En la décima tercera crisis nerviosa que me ha provocado haber llegado al cuarto piso, me dio por poner un anuncio en Internet para dar clases de español. En la cuarta crisis había aceptado el hecho de ser una artista, en la sexta había comprendido que una de las cosas que mas me gusta practicar es la fotografía pero que nunca tendré el dinero para montar un estudio, en la octava que tengo personalidades múltiples… Lo mas lógico era ponerme a dar clases de español, para rellenar las horas que me dejan libres las actividades de mis otras 6 personalidades. 

Una semana mas tarde recibí el primer mail referente al anuncio. Un señor me preguntaba si podía enseñarle español en un año. Yo le conteste que si que claro, pero que tocaba trabajar mucho y todas las cosas inmamables que dicen las personas que creen saber algo. Acto seguido sufrí un ataque de pánico, porque debido al exceso de series policíacas al que estoy expuesta a causa del insomnio, me imagine los peores escenarios en todos los tonos de la hemoglobina. Afortunadamente existe Google y me dediqué a investigarle la vida al pobre señor antes de ponerle una cita en una cafetería del centro de la ciudad, estratégicamente ubicada… por si acaso.

A la cita llego un muchacho de 28 años, alto, moreno, de rasgos indígenas, que habría podido ser uno de mis compañeros de universidad, o el vecino que fía en cualquier tienda de Teusaquillo. Tímido. Con la respiración entre cortada de correr por que se le había hecho tarde para la cita. Un café. "Me llamo Eduardo. Nací en Perú, pero fui adoptado a los 3 años. Necesito que me ayude a hablar en español porque en un año me voy a buscar a mis papas biológicos". Me sentí como cuando uno se queda sin aire después de haberse caído en clase de educación física. Sin palabras. Que digo que no suene cursi, inapropiado… Sigo sin palabras. El último sorbo del café. Tomo aire. Le digo que de ahora en adelante solo le voy a hablar en español. Que vamos a hacer un programa bla bla bla… Digo todo lo que debería decir tratando de borrar de mi cara los sentimientos encontrados.

Hace dos semanas que comenzamos las clases. Vamos bien, pero no dejo de preguntarme porque mi corazón se involucra (siempre) en todo lo que hago.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Walie


Mi preguntó si el niño tenia su propia cama. Si dormíamos juntos. Si comíamos en una mesa. Luego me dijo que debía comprarle una bicicleta. -Otra? pensé yo-. Luego me explicó que era un Lego, donde comprarlo y me indicó que yo debía hacer una figura y obligarlo a repetirla de manera idéntica. La reunión duró 40 minutos. Terminó mal. -Doctora yo soy Bac+5, certificado por el Gobierno Francés y a mi me respeta- dije. En su misión de médica de los colegios públicos, su obligación era procurar el bienestar del niño y explicarme todo eso que mi condición de inmigrante del tercer mundo me impide saber.

En la foto se puede observar la versión de Walie hecha por el niño de la inmigrante, sin intervención de la misma.

Si alguien me vuelve a hacer el comentario, "Qué envidia, tu, viviendo en Europa!"…  Le pongo la mano…

sábado, 31 de marzo de 2012

Cierre y fin de la emisión.

Habiendo salido del purgatorio, me amarré los zapatos, me puse la chaqueta y me dispuse a disfrutar del resto del camino...

He recibido el amor y he visto como en el odio se refleja una mezquina admiración. Ya no me importa si lo que dicen de mi es verdad o mentira, pero para enriquecer el mito les concedo el beneficio de la duda.

 No he vuelto a escribir porque no tengo nada que decir. No me quejo, me aburre profundamente ser una victima. Tampoco soy un verdugo pero me tranquiliza la justicia cuando finalmente llega.

Las instantáneas inmigrantes han dejado de serlo. Ya no paso mi vida tratando de entender, de interpretar, de diferenciar. Porque ya no estoy de paso por mi vida, ya no navego en la nostalgia pegachenta,  ya no me angustia el descubrimiento de que "en todas partes se cuecen habas" y por el contrario me llena de fe.

No es que ahora piense diferente, sigo siendo yo, simplemente le di a mi nueva realidad la oportunidad de sorprenderme. A falta de una familia política comprometida con mi causa, me armé una y puedo pasar tardes de sábado en el parque con mis nuevas hermanas y sobrinas.

Si pudiera mandarle una carta a la persona que se subió al avión con 6 meses de embarazo y una maleta llena de ropa para bebe le diría que el purgatorio no es eterno, que nada es como me lo imaginé, que la dificultad me va a enseñar a disfrutar de las cosas simples de la vida, que los que mas se despiden son los primeros que te olvidan y que todo va a salir bien a pesar de que no haya una sola coincidencia con lo que había  planeado.

Habiendo salido del purgatorio, este blog se despide y agradece profundamente su invaluable atención.

PD: Cuando encuentre otro tema sobre el cual escribir los mantendré infomados. A todos los que me escribieron les mando todo mi amor y la certeza de haberme salvado.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Capitulo 2. Los Infiltrados.

Esta semana he dejado de ser una inmigrante. El curso de los acontecimientos ha cambiado mi condición y desde ahora soy una infiltrada. Mas de tres años de observación, de sutil espionaje, del ansia bulímica por entender este país y sus habitantes me han hecho desarrollar esta extraña habilidad para mimetizarme, para deslizarme, para parecer uno de ellos y seguir siendo yo.

He cambiado. Debo reconocerlo. Por dentro y por fuera. No soy francesa ni me siento como tal, pero puedo simularlo y dependiendo de la situación navego entre Angela y Madame Blanc. Enterré el fetiche de las mujeres latinas y el pelo largo y me lo corte "au carré plongeant ", pero sigo maquillándome los ojos y sonriendo como no lo hará jamás una francesa. Sociedad post feminista que con la igualdad trajo esta extraña neurosis que se obsesiona con lo políticamente correcto y que extirpó para siempre el sentido del humor a las mujeres. "Ellas" tienen razón. Punto. Y aquel que diga lo contrario es un enemigo de la causa. Serias y adustas y aburridas y obstinadas, estas señoras siguen vengando siglos de desigualdad y son jueces absolutos de los hombres que huyen aterrados. Entonces, para efectos prácticos, puedo repetir el discurso feminista al pie de la letra, pero a "ellos" los trato como iguales, les sonrió, les doy las gracias, los hago sentirse importantes como sólo las latinas saben hacerlo, y tengo dominados al dueño de la farmacia, al pediatra, al médico general, al muchacho minusválido de la oficina de correos y al señor que trae el mercado que hago por Internet para no tener que subirlo 4 pisos.

Domino el idioma. He comenzado a distinguir los acentos. Primero fue el canadiense y el belga... y poco a poco he decodificado algunos otros. Uso sus expresiones, entiendo sus chistes y los interpreto, para luego clasificarlos según sus creencias y orientaciones políticas.  He usado a mi favor el hecho de que para los franceses, todo aquel que no hable su lengua es un retrasado y durante mucho tiempo los dejé pensar que no entendía nada para que hablaran sin inquietarse de mi presencia. Y habiendo dominado la bestia gramatical, he comenzado a reaccionar, a quejarme, a protestar, a seducir... Recuperé lo que siempre fue mi fortaleza y hablo. Infinito placer el de dejar claro lo que uno siente y piensa.

He conjugado el verbo hacer la vuelta en todos los tiempos. Soy el gato de la pobre viejecita que se lame las patas mientras ellos se preguntan que comer y que beber. Mientras ellos lloran por la reducción de los beneficios de la seguridad social, yo vivo agradecida. Le doy las gracias a la profesora de mi niño cada vez que lo recojo. Soy la única que lo hace, también porque soy la única que sabe lo que vale la educación gratuita. He aprovechado todos los servicios de asesoria públicos y he logrado validar los estudios universitarios de mis vidas pasadas, hacer formaciones, crear una microempresa  y cotizar para una pensión. La autoestima no me deja aspirar a los subsidios insípidos con los que "ellos" sueñan, y en secreto soy una empresaria* infiltrada en el mundo de las amas de casa.

Sigo siendo escéptica respecto de Francia y los franceses. Me decepcionan. Pero esta desmitificación me ha hecho evolucionar. He aprendido las ventajas de un Estado laico y la tragedia que es para un país como el nuestro - si es que de algún modo sigue siendo mío, o si no seré también en él una infiltrada-, donde una religión opina sobre la salud pública y el derecho a decidir sobre mi cuerpo y mi destino. He revaluado mi percepción de los colombianos y la "colombianidad". Lejos del facilismo de "Colombia es pasión" o de la grandilocuencia del realismo mágico, la capacidad de adaptación, de "hacer la vuelta", de no necesitar nada distinto de nosotros mismos para atrevernos a actuar encierran nuestro verdadero valor y nuestra importancia. Lo que para Europa es una crisis sin precedentes seria para nosotros una circunstancia más a la que le estaríamos "buscando el lado". Nuestra tragedia es la incapacidad de ver nuestros aciertos y nuestros encantos. La visión limitada y mélgalo-maniaca de pensar que somos los peores, descrestados como niños con el extranjero pero ensañados en despreciar al colombiano que es nuestro hermano. La diferencia entre un niño francés y uno colombiano, es que si algún día les pasa algo, al francés lo lloraremos todos y al colombiano sólo aquellos de su estrato.


He visto como las personas están por encima de las circunstancias y como la inteligencia, el valor, el coraje, nacen en cualquier parte del mundo en proporciones iguales. Personas magníficas, generosas, brillantes, nacen en Francia, en Colombia o en China, y aparecen en la vida en el momento justo para demostrarnos que todavía vale la pena tener fe en la humanidad. Mientras las voy encontrando, navego entre el tumulto como un infiltrado, como un agente doble traficando información para encontrar la felicidad.

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*http//:www.litablanc.com

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Descriteriado con iniciativa

Libres en la naturaleza, robustos de un entusiasmo sin límites y carentes de cualquier tipo de conocimiento especifico, estos seres a simple vista normales son en si mismos la comprobación de que la ignorancia es un arma mortal.

Aunque sus espacios de trabajo los delatan, cuando se atraviese la puerta ya será demasiado tarde: bibliotecas con libros de autoayuda organizadas por colores, diplomas y diplomitas de seudo estudios de educación continuada enmarcados en cartón, fotos de  ellos mismos con su jefe y con algún presidente de ultraderecha, una cachucha de la última actividad de integración, una pelota antiestrés y una foto del hijo con las orejas de Mickey Mouse.

Si bien tanto entusiasmo resulta sospechoso, es fácil caer en su trampa. Dotados de cierto carisma infantil evocan siempre un discurso positivo (hiper-positivo), hablan de la infancia con el ojo aguado y no tienen proyectos o planes sino sueños que están haciendo realidad. Entonces a pesar de que el sentido común se deshace en súplicas, uno se mete en proyectos, que en realidad son sueños de un descriteriado con el cerebro atiborrado de endorfina.

Son capaces de todo y lo quieren todo, sin saber como ni porque. Piden un Rolls-Royce rojo Ferrari. Que el logo sea como el de Coca-Cola pero en otro color y con otras letras. En la página web quieren noticias, chat, newsletter y foro porque están seguros de que sus futuros clientes querrán saber de ellos todos los días. Con el agravante de que a medida que pase el proyecto ellos seguirán navegando en internet - "... porque, sabes? yo soy experto en internet, he navegado en mas de 100 paginas y de algunas me se las direcciones completicas..."-, y querrán seguir llenando hasta el infinito un collage inconexo en el cualquier cosa podría suceder. (1)

Luego, cuando las cosas no funcionan, se enfurecen. Incapaces de entender y asimilar conceptos como causa y consecuencia, buscaran a otros descriteriados que actúan como "asesores" que les dicen lo que quieren oír. Entonces el discurso se transforma con frases como: "tengo un asesor que me dice", "tengo un amigo experto en el tema", porque ellos por si mismos, no son capaces de establecer el bien y el mal, lo correcto o lo equivocado. Entonces como niños malcriados se ponen agresivos, dan ultimátums, no hay explicaciones que valgan y mientras uno trata de explicarles cosas que debieron haber aprendido en primaria, se repite que es la última vez que se deja convencer de alguien capaz de ponerse una cachucha amarilla con un letrero que dice: "Unidos podemos lograrlo".

Bendito sea el cinismo, la mala leche y la duda metódica, dignos hijos del conocimiento. Las bibliotecas desordenadas con libros que han sido leídos. Los diplomas universitarios guardados en el fondo de un cajón. Viva el pesimismo y el criterio que en el futuro serán mis armas para aprender a decir: No.

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(1) Nota aclaratoria:
Los ejemplos son tomados de la dramática experiencia de la autora en el diseño web.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Pared Verde

De pronto me desperté y estaba de nuevo en mi cama. En la de ahora. La que comparto. Sábanas y almohadas de Ikea. Pared tapizada en papel verde. Algún día he de cambiarlo. Habíamos vuelto. El viaje se había acabado. No puedo escribir una crónica. No se en que orden pasaron las cosas. El apartamento aún esta desordenado como antes del viaje y las maletas desocupadas tienes stiquers que prueban que hemos ido y vuelto. Descubro a mi cerebro evitando las cosas que me ponen triste. El sabe que -mi cerebro- la única forma de que no me ahogue en mis tristezas es esquivándolas. Entonces me manda flahs backs, cortos y eficaces, para que navegue en ellos. Mis nuevos recuerdos. Otros más. Una ciudad grande, muy grande. Millones y millones de personas en movimiento. Personas que hablan, que hacen ruido, que sonríen, que maldicen. Taxistas que me aconsejan, que se confiesan, que me preguntan donde voy para saber si me llevan o no. Un pequeño atraco en el centro de la ciudad donde sólo perdemos un paquete de cigarrillos. Un vasito lleno de piña de mil pesos. Mucha, mucha gente. Me he vuelto extranjera en mi propia ciudad. Vamos a jugar al parque con mi niño que a pesar del 50% genético colombiano es el "francesito". Caminamos y caminamos jugando a ser turistas. Nos lamemos los dedos en restaurantes deliciosos y hacemos la cuenta de cuanto nos costaría en euros. También vemos como nunca podríamos comer tan bien en Francia, porque la misma calidad cuesta 5 o 6 veces lo que pagamos en Colombia. La familia. La de verdad y la que uno va escogiendo con el paso del tiempo. Los que lo quieren a pesar de que uno ya no esté. Cuando los veo me pregunto como es que he aprendido a vivir sin ellos. Pasamos un día en Tabio dedicados a los pecados de la carne: morcilla, longaniza, lomo... Y también a los pecados del carbohidrato: papas criollas, papas saladas, mazorcas, plátanos... Un chuzadito de fútbol para bajar el almuerzo. El atardecer. La chimenea. Despedirse con los ojos aguados. Noche de rumba con los amigos. El volumen de la música no nos deja casi hablar. Afortunadamente no han cambiado mucho y yo solo siento que estoy feliz de verlos y de que aún quieran verme. Fiesta infantil con un castillo inflable en el jardín. Violeta tiene la suerte de ser la hija de Paula, que a su vez tiene la suerte de hacer todo con belleza e imaginación. Felipe que nos recibe como un viejo amigo y no nos hemos visto más de dos veces. Abastecernos de medias, camisetas y pijamas como si el mundo se fuera a acabar. Espaguetis carbonara donde Cata, que prepara caipiriñas como los aprendió a hacer en Brasil. Hablo con Cata como si no pasara el tiempo. No me quiero despedir de ella y no la miro a los ojos para no llorar. Ajiaco donde Claudia sellado con el mejor jugo de guanábana. Pocos son tan buenos anfitriones como ella y en pocas sobremesas me he reído tanto. Canastos de la plaza de mercado. Corte de pelo. Manicure. Pedicure. Ordenar los closets para liberar a mi mamá de todas esas cosas que no puedo traer. Doralba que siempre logra que su compañía ilumine el día. Mi hermano Santiago que se transforma en el mejor tío. Angela que sube con Ceniza para felicidad de Alexander. Atravesar la sabana con Iva, Vlady y Nico. Hacer las maletas. Despedirse. Qué podría decir. Sobrevivir al viaje de regreso, largo y triste. Despertarse otra vez en el "primer mundo", en  una ciudad pequeña, con poca gente que a pesar del silencio se queja del ruido.  Cerebro en modo francés. Ça va madame Blanc? Ça va.

sábado, 6 de agosto de 2011

Secret Story

Algunos parientes y amigos después de grandes esfuerzos viajaban a Europa. 21 días de un tour por 16 países, les rociaban un barniz de cultura general y les procuraban "el mundo" para reducir los complejos tercermundistas que los aquejaban. Dicho viaje era un bautizo que a futuro les permitiría dar opiniones y evocar ejemplos del primer mundo en las mas variopintas discusiones. Empezaban la frase diciendo: "En Europa por ejemplo" o "Es que en Europa...." para luego dar a luz una generalización inocua que tenia por objetivo evidenciar que los europeos eran mejores que nosotros.
Francia 1 de agosto de 2011. Secret Story. Como en verano no se usa pensar, la calidad de la programación de la televisión desciende al nivel del piso, y en las tardes, mientras en teoría todos estamos de vacaciones, transmiten este reality show de la franquicia del Gran Hermano. Una docena de hombres y mujeres vacíos por dentro y embadurnados de maquillaje por fuera, se dedican a mostrar como a pesar de la educación publica gratuita, de la mejor seguridad social del mundo, de la mejor infraestructura vial, de la disponibilidad de las mejores universidades, una sociedad puede producir seres sin futuro, sin imaginación, sin amor propio, que harían cualquier cosa por 15 minutos de fama, aunque sea de la mala. Pasaran de cama en cama, de pelea en pelea, de lo ridículo a lo patético a lo vergonzoso Mas tarde, si tienen suerte, serán portada de las revistas de farándula y morirán en vida sin haber sido nada diferente de la caricatura de si mismos. Algunos críticos agradecen que en Francia debido a la regulación no han llegado los reality shows ultra violentos que muestran torturas y agresiones físicas. Pero le queda a uno la sensación de que sin la regulación habría franceses dispuestos a participar en ellos.
Nosotros educados con "El mundo al Instante" de la Deutsche Welle, crecimos viendo documentales que empezaban con "En los jardines de Düsseldorf... " que mostraban una Europa moderna, culta y perfecta, donde todo lo hacían mejor que en "los países en desarrollo". El lado bonito, el limpio, el que debe ser. Quién se hubiera imaginado el otro lado. Quién hubiera creído que dos de cada tres franceses nunca han entrado a un museo. Qué los berlineses, por ejemplo, piensan que una casa que queda cerca a un jardín infantil donde asisten niños de menos de 5 años, se deprecia debido al ruido, y el constante acoso hacia dichas organizaciones obligó al estado a emitir una ley dándole a los niños menores de 13 años el derecho a reir, llorar, cantar o gritar. Que los antiguos griegos y romanos, hoy Grecia e Italia, están quebrados y endeudados por encima del PIB* porque llevan mas de dos mil años son poder erradicar la corrupción. Que en Francia están prohibidos los prostíbulos pero que la prostitución sigue latente y en crecimiento gracias al Internet. Que el primer mundo se embrutece las tardes de verano con reality shows  que reflejan una sociedad en decadencia, convencida de ser mejor que el resto de la humanidad.
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*Producto Interno Bruto

domingo, 10 de julio de 2011

Upgrade

Cuando empecé este blog hace mas o menos dos años, trataba de poner en orden las ideas y los sentimientos de todos los cambios que estaba haciendo en mi vida. Una montaña rusa emocional en la que pasaba por todos los estados de la materia en el transcurso de una tarde. Este último año tratando de reconstruir mi vida profesional, encontré una psicóloga que yendo mas allá de su deber logró ponerme en orden mis sentimientos y mis ideas. Teniendo en cuenta que es una empleada pública, que me dedico muchísimo mas tiempo del habitual, que puso a mi servicio todas les herramientas de estado francés para personas en mi situación, etc, etc, tal vez tenga que reconsiderar la existencia de los ángeles de la guarda y mi frágil confianza en la humanidad.

En los últimos seis meses me preparé en francés escrito, validé mi diploma recuperando el mismo nivel universitario que tenia en Colombia y volví a hacer proyectos de diseño gráfico. Los collares, aretes, anillos y brazaletes que vendía tímidamente por Internet empezaron a ser vendidos en una boutique de ropa y en un almacén de objetos, gracias a una vecina que decidió volverse mi agente comercial.

Pero tal vez la cosa que más me ha sorprendido es que descubrí que los Dibujoramas que vendía en Internet y que siempre me compraba la misma señora, estaban siendo vendidos en una galería de arte al norte de Francia.

Mi amigo Andrés Marquinez me dijo un día que el primer año en un país extranjero era el purgatorio, en mi caso fueron casi tres años y aunque estoy lejos de tener un salario normal y de pensar que tengo todo bajo control, me siento como si hubiera recuperado un pedazo de mi misma.

Hace unas noches, aprovechando el calor del verano llevé a mi mamá y a mi amiga Mónica a conocer el almacén de objetos, que ya estaba cerrado. Paradas con las manos y las narices pegadas a la vitrina y los niños dormidos en los coches, mirábamos como la propietaria había instalado todos mis trabajos manuales.

Por todo lo anterior no he vuelto a escribir tanto como antes. También porque lo que era nuevo empezó a ser normal. Pero debo confesar que extraño los comentarios de amigos reales y virtuales, conocidos y desconocidos que me escribían subiéndome el animo, contando sus experiencias y riéndose de mi conmigo. Todos ellos han sido mi compañía  y los responsables de que no hubiera perdido del todo la fe en la humanidad mientras atravesaba el purgatorio de los primeros tres años de inmigrante. Si no lo había dicho antes, muchas gracias.

viernes, 10 de junio de 2011

Dibujoramas

Ce ne sont pas des dessins, non plus des peintures, ni des imprimés pour l'industrie textile. Lorsque je les fais, je ne pense à rien, je n'ai rien de programmé, je ne conçois pas d'esquisse. Je prends seulement une boite à chaussures remplie de feutres, un paquet de feuilles de Canson avec un bon grain, et je me laisse aller. Je peux faire deux ou trois Dibujoramas en même temps. Je peux les abandonner pendant des mois et je peux passer des semaines à remplir mes feuilles de couleurs et de formes.

Je crois que mon approche de la couleur est une espèce de compulsion psychédélique, l'expression d'un cerveau habitué à faire plusieurs choses en même temps. J'avoue que ces compositions chaotiques sont une catharsis du stress produit par la vie tranquille que je mène. J'habite à Hyères   près de la mer, mais je suis née dans les Caraïbes et j'ai grandi dans une ville au sommet de la Cordillère des Andes. 2600 mètres plus près des étoiles, qu'on ne peut  voir à cause de la pollution. Le bruit, le mouvement, l'imperfection, les mauvais mots jetés dans l'air avec de l'émotion me manquent. Un univers sans plans ni planification qui nourrit l'imagination et les passions. J'habite en France par amour, et du moins sciemment  mon ancienne vie ne me manque pas, mais cela me suit, se glisse dans  ma pensée, dans mes actes, dans ces Dibujoramas qui ne prétendent rien d'autre que d'exprimer la nostalgie de mon passé en technicolor.

http://dibujoramas.blogspot.com/

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Traducido al francés por mi prima Catalina Ordoñez .

Estos no son dibujos, no son pinturas, no son diseños con intenciones textiles. Cuando los hago no pienso en nada, no tengo nada programado, no hago bocetos. Yo sólo saco una caja de zapatos llena de plumones, un paquete de hojas de Canson de buen gramaje, y me dejo llevar. Puedo hacer dos o tres Dibujoramas al mismo tiempo. Puedo abandonarlos por meses y puedo pasar semanas llenando mis hojas de colores y formas.

Yo creo que mi aproximación al color es una especie de compulsión sicodélica, la expresión de un cerebro acostumbrado a hacer muchas cosas a la vez. Confieso que las composiciones caóticas son una catarsis al estrés que me produce la vida tranquila que llevo. Vivo en un pueblito del Mediterráneo frente al mar, pero nací en la costa Atlántica y crecí en una de las ciudades más grandes ancladas a la Cordillera de los Andes. 2600 metros más cerca de unas estrellas que no se pueden ver por culpa de la contaminación. Extraño el ruido, el movimiento, la imperfección, las malas palabras lanzadas con emoción. Un universo sin planes ni planeación que alimenta la imaginación y las pasiones. Yo vivo aquí por amor y de manera conciente no extraño lo que deje atrás, pero me persigue, se cuela en mis pensamientos, en mis acciones, en estos Dibujoramas que no son nada, pero que expresan la nostalgia de mi pasado en technicolor.

http://dibujoramas.blogspot.com/

sábado, 4 de junio de 2011

The mango kings

Los reyes del mango somos tu y yo. En Francia se consiguen dos clases de mango: Los que vienen en barco, congelados, infinitamente verdes, sin olor, sin sabor y tan faltos de carácter que sólo cuestan 1 euro. Los otros vienen en avión, son rojos, naranjas y amarillos, aún traen consigo el olor del trópico, maduran, cambian, huelen, untan y eso los hace costar entre 3 y 5 euros. 3 cuando están maduros y son despreciados por los europeos que no entienden tan sospechosa actitud en una fruta. Yo los compro y hago cara de que le estoy haciendo un favor al que me los vende, lo que hace que me los regalen o me los den más baratos. Y te los traigo, te los lavo, te los corto y me siento a comérmelos contigo, como si te estuviera dando un tesoro. Te los comes tan feliz. En ese momento somos los reyes del mango. Tu papá piensa que el mango es un postre y cuando me mira lavarlos repite la historia de cuando nos conocimos y de unos mangos enormes que se comía a mordiscos al desayuno. Aunque no me lo creas he visto lugares donde los mangos se caen al suelo maduros, rojos, melcochudos y brillantes. También he visto gente que se sienta en el piso a comérselos sin lavarlos, debajo del árbol del que cuelgan como si estuvieran esperando que alguien viniera a recogerlos. El mundo es un lugar extraño donde una fruta se vuelve de oro después de montarse en un avión. Pero eso te lo explico cuando seas mas grande. 

miércoles, 25 de mayo de 2011

Call Center

Y de pronto nos sacudió la tormenta, primero los rayos, luego los truenos que se llevaron mi reducido contacto con el mundo exterior. Acá, en el primer mundo, donde todo es como debe ser, una sobre carga eléctrica quemó lo que no debía y estamos sin teléfono, sin televisión y sin Internet. Ya tenia suficiente con la arquitectura medieval y con la mentalidad del oscurantismo, sólo me faltaban las telecomunicaciones.

Creo que una alarma se activa en el call center cuando llamo y los pobres duendecitos que contestan las llamadas salen despavoridos. Sólo los duendecitos pueden repetir sin pensar frases inocuas que me dicen que nada es posible, que de malas como un ***** y que gracias por llamar. Ya no tengo minutos en el teléfono portátil. Debo ir a otro pueblo para llamar a mi mamá desde la casa de mi amiga Mónica, porque en estas regiones no hay traducción para la expresión: "Vecina, me deja hacer una llamada?". Nadie venderá minutos de celular en las calles, ni habrá cabinas de Telecom, ni "cafes internet" improvisados en la esquina de una panadería. Porque si algo define el primer mundo es que es un lugar inhóspito donde la indiferencia tiene un nuevo significado: El infinito placer de ignorar a los otros y hacérselo saber.

Y el lector se debe estar preguntando... y entonces como hace para publicar este post? Después de una lucha intestina con las compañías de telecomunicaciones que no me querían vender una llave de acceso temporal a Internet por ser extranjera, conseguí en Carrefour tan sofisticado artefacto que luego de 10 horas de ensayos e improperios, me permitió conectarme para poder pagar las cuentas, hacer mercado, revisar el mail y todas las cosas que eran posibles en el mundo real, antes de que todo fuera "on line".

Faltan 10 días para la visita técnica en la que espero volver al siglo XXI, al menos en el aspecto tecnológico.  Si el encargado no puede resolver mi problema, seguiré dedicada a mi persecución infame contra los duendes de los call center, haciendo recorridos de 20 kilómetros para llamar por teléfono y añorando el tercer  mundo donde nada es como debe ser, pero todo es posible.

viernes, 29 de abril de 2011

Des-inspirnación

En semanas como esta me doy cuenta de que una de las mejores decisiones que tomé en la vida fue dejar el periodismo. ¿Cómo hace uno para tener algo que decir todas las semanas? La inspiración se fue y no ha vuelto. Y no es que no pase nada. Pasa de todo. El mundo se sacude. Mi niño crece. En Francia a Sarcozy lo tiene preocupado la ultraderecha, la de verdad, no la de él que es de juguete, y es posible que no pueda repetir la presidencia. Se casa William con Kate. Los economistas calculan cuando cuesta reconstruir el Japón. Incluso ahora soy experta en energía nuclear. Mi mamá me cuenta del invierno que no para. Y yo me pregunto si efectivamente es el fin del mundo o "que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también; que siempre ha habido chorros, maquiávelos y estafáos, contentos y amargaos, valores y dublé." (1) Y aunque tuviera la respuesta no tengo nada que decir. Por eso es tal vez tan peligroso un mal periodista, que esta siempre obligado a decir y a opinar, y como dirá una cosa, dirá otra. Como bien lo ejemplifica este texto.

Yo victima de mis síndromes, ya no se si tengo el Mary-Poppins en off, o el For-ever-young rebotado o si simplemente es una crisis de nostalgia. La psicóloga dice que tengo la habilidad de complicarme la vida y ni siquiera he podido inventarle un nombre a este nuevo síndrome que explica mi mal. Y habiendo escrito dos párrafos que no dicen nada, me despido. Esperando que la inspiración vuelva otra vez.

(1) Cambalache. Enrique Santos Discépolo.

lunes, 18 de abril de 2011

El síndrome For-Ever-Young

El 5 de marzo, vísperas de mi cumpleaños hablaba con mi amiga Olguita de lo triste que estaba por cumplir 39 años. Mi Olguis que siempre fue mejor que yo en matemáticas me dijo: "No, tu no eres sino un año mayor que yo, cumples 38". Abrí la calculadora de Windows y asombrada comprendí que me había ganado un año. Llevaba como 3 meses dedicada a hacer todos los gestos típicos del síndrome For-Ever-Young: Gimnasio 3 veces por semana, cremas en la noche, filtro solar en la mañana, cepillo de dientes eléctrico, dieta equilibrada - casi vegetariana- reducción de la Coca-cola... Una extraña vitalidad típica de los que tratan de ocultar que están exhaustos y quieren verse siempre frescos y jóvenes. Feliz con el año que me había regalado Olguita, le bajé el ritmo a mis precarias gestiones de una vida sana.

Pero debo confesar que el tema me ha dado vueltas en la cabeza. Hace unos días Florence Tomas escribió una carta abierta a Amparo Grisales a raíz de una nueva marca de productos anti envejecimiento que promociona. Como todo lo que tiene que ver con ambas mujeres, generó una polémica espantosa en los foros por Internet, abandonados como siempre, del respeto, del sentido común y de la ortografía. Confieso, que estoy de acuerdo con Florence a pesar de que me pareció que estuvo mas amable de lo normal.

A mi la verdad no me da envidia de Amparo Grisales, me parece una prisión terrible, una pobre mujer que dedica la mitad de su tiempo a estar bonita, que debe haber pasado hambre desde los 12 años, a quien ningún hombre le dará la talla y para quienes ella siempre será una cosa y no una persona. Alguien que nunca podrá estar pálida y ojerosa sin despertar comentarios mal intencionados.  Pero sobre todo alguien a quien todo el mundo le calcula la edad y le busca el defecto para consolarse con sus imperfecciones.

Tampoco me da envidia de Florence Tomas, porque me parece terriblemente coherente. Yo tengo un corazón feminista, pero un cerebro consumista, hedonista y superficial que me hace soñar con zapatos y una tarde en un spa. Pero respeto, valoro y abrazo su compromiso con las causas de las mujeres. Y sin querer atacar a Amparo Grisales como persona, creo que si debe cuestionarse lo que representa. ¿Cuándo podrá tomar ella, y todas las que la emulan, la decisión de liberarse de la esclavitud de la belleza? ¿Cuándo dejaran de explicar que la belleza interior es la que cuenta, pero que no hay la menor posibilidad de una semana sin Botox? ¿Cuándo podremos ver la realidad sin el filtro del Photoshop? ¿Cuando dejará de ser indigno envejecer?

Anne Roumanoff, otra de las humoristas francesas que me encantan desde que las entiendo, en un stand-up sobre una reunión de ex-alumnas, contaba que una amiga se acercaba a decirle que estaba igualita. Ella se preguntaba si en verdad era eso un cumplido.  ¿Si todo el psicoanálisis al que se había sometido, todo lo que había aprendido en 20 años, todo lo que había hecho, lo que había viajado, no merecía al menos el mérito de haberla hecho una persona mejor? No puedo estar más de acuerdo. Yo me pregunto que quisiera que me hicieran como cumplido y no encuentro un adjetivo que reúna lo que yo quisiera transmitir, sólo me gustaría que las personas se sintieran bien cuando están en contacto conmigo, a pesar de mis incoherencias y mis síndromes, y también me gustaría dejar de preocuparme por el For-Ever-Young y estar satisfecha con el For-Ever-Me, pero como dice Anne Roumanoff, la ventaja de cumplir 40 años es que me quedan otros 40 para aprender a aceptarme tal y como soy.

viernes, 15 de abril de 2011

Française 1.0

S'ouvrir aux autres ou conserver ses valeurs. L'histoire est une éternelle succession de guerres entre ceux qui défendent leur croyance et leur vision du monde. Quelqu'un pourrait dire que ça le mérite bien, qu'il faut mourir pour défendre ces causes. Mais, pouvons-nous accepter que les valeurs ne sont pas les mêmes pour chacun?   Pouvons-nous cohabiter avec ceux qui ne pensent pas comme nous? Par conséquent, j'essaie de trouver une réponse.

Assis sur le banc d'un parc, en attendant que mon fils finisse de jouer, je réfléchis sur mes valeurs. Il y a quelques mois j'ai quitté la religion pour manque de cohérence, et après, j'ai abandonné dieu pour manque de preuves.  Seule avec mon cœur et ma conscience, j'essaie de construire un nouveau système de valeurs  pour élever mon fils comme un homme bon.  J'écris une petite liste, très petite.  Deux mots: Tolérance et Respect. Il fait froid. Mon fils est fatigué. C'est l'heure de partir. 

Par ailleurs, la courte extension de la liste, est inversement proportionnelle à son poids, et la question initiale revient: " Faut-il s'ouvrir aux autres ou doit-on conserver ses valeurs?". Mais aussi la réponse apparait claire et immaculée: La seule façon d'être respectueux et tolérant est s'ouvrir aux autres. Il faut rêver d'un monde où chacun aurait le droit d'exister et à être respecté par rapport à son individualité, sans une étiquette indiquant sa classification parmi les êtres humaines.

En définitif, même si la discussion semble éternelle, il faut se demander si pourrons-nous nous ouvrir aux autres en partageant nos valeurs. Aurons-nous l'intelligence de vivre ensemble dans un monde avec des millions de visions différents? Voilà le défi. 

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Ejercicio final de mi curso de francés escrito.

jueves, 7 de abril de 2011

Cifras y datos

Este era un hombre sin encanto. Burdo y sin gracia al exterior. Vacío y sin sentido del humor. Dirigía sin piedad el área de ventas de una de las compañías en las que trabajé antes de graduarme. Cifras y datos. Cifras y datos. Repetía a falta de otros argumentos. Las personas a su cargo no lo miraban a los ojos porque eso los habría delatado, pero a la hora del almuerzo lo descueraban hasta reducirlo a su mínima expresión. Para compensar, o tal vez porque era su único objetivo, nada en su atuendo carecía del logotipo de una marca reconocida. Los días de casual friday parecía un árbol de navidad de pequeños y grandes logotipos. El resto de la semana se las ingeniaba para que la corbata diera la vuelta y así quedara al desnudo el pobre señor Hermés.

Sobra aclarar que nunca estuve entre sus personas favoritas. Lo cual habla bien de mi.

Algún día mientras empezaba una reunión, y atrapados en el silencio de no tener nada que decir, alguien comentó que era muy bonito su reloj. Y finalmente este hombre tuvo un tema de conversación. Nos dejó claro el precio, el lugar donde lo había comprado, que era la segunda vez que tenía este modelo, porque el primero se le había pendido después de un partido de squash en el club, que una vez había tenido el mismo reloj que tenía James Bond, pero que también se le había perdido, que le había tocado encargar en Suiza uno idéntico... y cuando yo pensé que nada podría ser peor, uno de los vendedores entró y me preguntó como me había salido el carro. El carro. Un Fiat 147 amarillo pollo al que se le entraba el agua  por las puertas cuando llovía y al que no le funcionaba la reversa. Creo que nunca en mi vida disfrute tanto algo como este carrito. El primero. Pagado con lo que me ganaba en esta empresa del demonio.

- ¿Compraste carro?
- Si.
- Si acá la doctora Angelita se nos compro un pichirilo lo mas de bonito. Se ve toda tierna en su cucarroncito amarillo.
- Señor no se dice "lo mas de bonita".... y qué carro compraste?
- Un Fiat.
- Una navecita doctor, un 147 todo engalladito. Toca es que lo lleve donde un amigo que yo le recomiendo para que me le mire lo de la caja.
- Pero no es nuevo?
- No.
- Eso que va a ser nuevo doctor, eso es un "clásico".

Y para instruirnos a los presentes, este hombre encantador empezó a hablar de su carro. Primero nos explico que el precio de sus carros iba aumentando de acuerdo a su edad. Así al mirar el carro sabría que estaba progresando. En el cálculo de sus finanzas siempre estaba el rubro del crédito, que correspondía a un 18% de su salario, lo que le garantizaba mantener su nivel de vida y progresar a buen ritmo. Afortunadamente llego a la reunión el último vendedor y empecé mi presentación de "servicio al cliente".

A este hombre le agradezco haberme liberado del yugo de las marcas. Cuando me antojo de algo, lo recuerdo con una cachucha rosada con un logo enorme que usaba un sábado que lo encontré en una bomba de gasolina y se me pasa.

Esta semana he pensado mucho en él, a raíz de una información que cuenta que la séptima fortuna del mundo pertenece al francés Bernard Arnault  dueño de las marcas más reconocidas: Belvedere, Cape Mentelle, Chandon Estates, Château d'Yquem, Cloudy Bay,Hennessy, Krug, Mercier, Moët & Chandon, Dom Pérignon (vinho), Newton, Terrazas de los Andes, Cheval des Andes, Numanthia, Ruinart, Veuve, Clicquot, Glenmorangie, Ardbeg, 10 Cane, Wenjun, Chaumet, Dior Watches, Fred Joaillier, TAG Heuer, Zenith International S.A., Hublot, De Beers, Louis Vuitton, Fendi, Bvlgari, Berluti, Céline, Donna Karan, Nowness, Emilio Pucci, Givenchy, Kenzo, Loewe, Marc Jacobs, StefanoBi, Thomas Pink, Lojas, DFS Selective Retailing, Sephora, La Samaritaine, Le Bon Marché, Starboard Cruise Services, Parfums Christian Dior, Guerlain, Parfums Givenchy, Kenzo Parfums, Acqua di Parma, BeneFit Cosmetics, Fresh, Perfumes Loewe, Make Up For Ever.

Yo me pregunto si Bernard Arnault  necesita de un crédito del 18% de su salario para pagar un carro que le ayude a medir cuanto ha progresado. Me pregunto también que pensaría si se encontrara con este "amigo" mío en un viernes casual. Que muchas de estas marcas son fabricadas en maquilas y "barcos chinos" donde la misma maquina cose una LV o un morral de El Éxito. Sin entrar en detalles escabrosos respecto de los salarios de los operarios. No se si valga la pena que el señor Arnault sea más rico con el patrocinio de mis regalos de cumpleaños.Me pregunto si la repartición de la riqueza podría ser más equitativa si el consumo no estuviera alienado por las marcas, pero yo de cifras y datos, más bien poco.

jueves, 31 de marzo de 2011

A cada Madona le llega su Lady Gaga.

Para poder ir al gimnasio contraté una niñera por horas. A la usanza francesa llame a una agencia que me mandaría el día y la hora indicados una muchacha con la formación necesaria para ocuparse de mi niño. O al menos eso me dijo la gerente. Martes 9 a.m. Sudadera y tenis. Casa ordenada. Teteros y galletas a la vista. Niño bañado y peinado de medio lado. Nos sentamos a esperar en el sofá. Alguien golpea. Al abrir la puerta aparece una muchacha de 20 años, 1.70 m, 45 kilos, vestida como un personaje de Manga - días mas tarde un amigo me explicaría que eso se llama "Harajuku style"-. Una sofisticada mezcla de accesorios negros, rosados y fucsias. Maquillaje de película de ciencia ficción. Cartera de Hello Kitty. Para no salirme del ambiente le pido al Ojo de Thundera que me ayude a ver mas allá de lo evidente como lo hacían los ThunderCarts. Salgo del shock y le hablo. Le doy instrucciones. Me oye. Alza a mi niño que al poder tocar los aretes de esqueleticos dice: Wow.

Salgo de la casa y me voy a sudar en una escaladora para exorcizar mis malos hábitos. En el gimnasio un televisor que debe llevar prendido los últimos 23 años está sintonizado en el canal de videos musicales. Lady Gaga. Born this way. Trato de digerirlo. No sé si me gusta, incluso no sé si lo entiendo a pesar de los años de semántica, semiótica y lingüística que vi en la universidad. No puedo dejar de verlo. Pienso en la pobre Madona, preocupada por no envejecer, por ser mas bonita que a los 20, por parecer la hermana de su hija. Los videos que en una época nos escandalizaban parecen los Canticuentos al lado de las "propuestas conceptuales" de Mademoiselle Gaga. Pobre Madona. Y pobre yo que debí verme al lado de la niñera como salida del video de Like a Virgin.

Vuelvo a la casa. Los encuentro felices jugando en el piso con el Señor Cara de Papa. Qué le vamos a hacer... Like a virgin ... Touched for the very first time... Like a virgin... When your heart beats ... Next to mine...

Jueves 9 a.m. Sudadera y tenis. Casa ordenada. Teteros y galletas a la vista. Niño bañado y peinado de medio lado. Nos sentamos a esperar en el sofá. 9:20 a.m. Alguien golpea. Al abrir la puerta aparece la niñera excusándose porque se le hizo tarde. Blue jean, camiseta blanca y saco motoso gris. Pelo mojado. Sin maquillaje. Aunque suene como su mamá es diez veces más bonita sin el "disfraz". Mi niño la abraza y le dice bonjour. Afortunadamente el no se complica la cabeza con Madonas, Gagas y Harajukus y sin esforzarse puede ver más allá de lo evidente.