En la décima
tercera crisis nerviosa que me ha provocado haber llegado al cuarto piso, me
dio por poner un anuncio en Internet para dar clases de español. En la cuarta
crisis había aceptado el hecho de ser una artista, en la sexta había
comprendido que una de las cosas que mas me gusta practicar es la fotografía
pero que nunca tendré el dinero para montar un estudio, en la octava que tengo
personalidades múltiples… Lo mas lógico era ponerme a dar clases de español,
para rellenar las horas que me dejan libres las actividades de mis otras 6
personalidades.
Una semana mas
tarde recibí el primer mail referente al anuncio. Un señor me preguntaba si podía
enseñarle español en un año. Yo le conteste que si que claro, pero que tocaba
trabajar mucho y todas las cosas inmamables que dicen las personas que creen
saber algo. Acto seguido sufrí un ataque de pánico, porque debido al exceso de
series policíacas al que estoy expuesta a causa del insomnio, me imagine los
peores escenarios en todos los tonos de la hemoglobina. Afortunadamente existe
Google y me dediqué a investigarle la vida al pobre señor antes de ponerle una
cita en una cafetería del centro de la ciudad, estratégicamente ubicada… por si
acaso.
A la cita llego
un muchacho de 28 años, alto, moreno, de rasgos indígenas, que habría podido
ser uno de mis compañeros de universidad, o el vecino que fía en cualquier
tienda de Teusaquillo. Tímido. Con la respiración entre cortada de correr por
que se le había hecho tarde para la cita. Un café. "Me llamo Eduardo. Nací
en Perú, pero fui adoptado a los 3 años. Necesito que me ayude a hablar en español
porque en un año me voy a buscar a mis papas biológicos". Me sentí como
cuando uno se queda sin aire después de haberse caído en clase de educación física.
Sin palabras. Que digo que no suene cursi, inapropiado… Sigo sin palabras. El último
sorbo del café. Tomo aire. Le digo que de ahora en adelante solo le voy a
hablar en español. Que vamos a hacer un programa bla bla bla… Digo todo lo que debería
decir tratando de borrar de mi cara los sentimientos encontrados.
Hace dos semanas
que comenzamos las clases. Vamos bien, pero no dejo de preguntarme porque mi corazón
se involucra (siempre) en todo lo que hago.
1 comentario:
Hola! Es la primera vez que comento en tu blog. Es hermoso poder aprender y/o enseñar un idioma, y más aún con un fin tan especial como el de tu alumno :) Mucha suerte en las clases!
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