lunes, 27 de septiembre de 2010

Censurado

- … y qué fue lo que pasó tía?
- Nada mija, una revisadita de la casa, tu sabes estos periodistas son felices buscando lo que no se les ha perdido y toca ir a controlar que es lo que han encontrado.
- Pero en la “revisadita” se le llevaron el computador y otras cosas…
- Pues claro mija, para revisar bien.
- Ajá.
- Ah mijita no te me pongas en ese plan que tu sabes que estamos en guerra.
- ¿En este gobierno si estamos en guerra?
- ¿Sabes que no estoy segura? Me toca preguntarle a tu tío. Además, con ese argumento ridículo de la libertad de prensa, es que me da hasta risa el nombre. Yo que no soy una lumbrera entiendo que la prensa es para controlar mijita. Los periódicos y lo noticieros son para decirle a la gentecita como pensar. Si no cuál es el negocio.
- Pero lo mismo deben decir Chaves o Castro…
- No mija, que son esas referencias, que horror… No es lo mismo, porque yo por ejemplo pienso como la gente de bien…
- ¿En este gobierno también hay gente de bien y de la otra?
- Claro mijita. Claro que con Juanma hemos dado un paso adelante, ahora somos gente divinamente de toda la vida. No lo has visto como sale de chirriado y de punta en blanco, caray, es que es un gusto verlo. Ahora si puede sacar la percha y quitarse por fin el Envigado’s Para Look.
- La verdad no he vuelto a leer nada tía.
- Claro porque a ti lo que te gustaba era criticar a tu ya sabes quien.
- Si, es posible.
- Pero no te afanes no te has perdido de mucho. Algunas diferencias de forma, como poner ministros con estudios universitarios, un poco menos de pasión en los discursos, uno que otro Armani, pero en el fondo todo sigue igual, como debe ser. ¿No te parece una maravilla?
- La verdad tía, yo mejor, me autocensuro.
- ¿Te auto qué?
- Nada tía, no me hagas caso.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Respuesta

Alguna vez en clase de religión pregunté si una persona que no creía en Dios podía ser buena. La profesora furiosa me respondió que yo preguntaba esas cosas porque mi papá era comunista como todos los profesores de las universidades públicas. No me contestó, pero yo confirmé, entre otras cosas, que a las personas que creen en Dios, no se les pueden preguntar muchas cosas.
La semana pasada estuvo de visita mi amigo Vladimir que no cree en Dios. En un minúsculo equipaje traía un libro que se llama: Dios no existe, el cual compila análisis y ensayos sobre el tema de los filósofos mas “tesos”. Pocas veces tiene uno conversaciones tan interesantes como las que tuvimos en las comidas.

Hablamos de cómo no se puede educar a un niño en un sistema de premios y castigos, y que deben fomentarse valores como el honor y el orgullo propio. A pesar de ser nuestro invitado, nos ayudó lavando la losa y cuidando a nuestro niño. También nos arregló la tarjeta de red y ahora podemos imprimir desde cualquiera de los computadores que tenemos por toda la casa. Nos oyó las historias y los problemas. Se rió de nuestros chistes y le tuvo paciencia a mi esposo que se la tenía montada porque para un francés es difícil entender que un colombiano pueda llamarse Vladimir.

Venticinco años después tengo mi respuesta. Una persona que no cree en Dios puede ser buena. Muy, muy buena.

Cumplido

- ¿Es usted quien hace los collares?
- Si señora.
- Están muy bonitos. Es que ustedes los aborígenes son muy hábiles para hacer esas cosas.

martes, 21 de septiembre de 2010

Oficio

Ayer no hice nada, pero terminé exhausta. Hice de todo, pero no terminé nada. Nada. Hacer oficio. Eterno martirio en el que si lo dejo de hacer se nota y si lo hago nadie se da cuenta. Se supone que es lo que debo hacer. No hay indicadores de gestión. No hay la promesa de un proyecto de reingeniería que reduzca el tiempo de ejecución y aumente la efectividad de las tareas. No hay mentiras corporativas. Solo platos, ropa, basura, desorden, polvo. Si lo haces hoy, lo harás mañana y posiblemente toda la semana. Hace una semana miro las ventanas de la sala con las huellas de mi niño. Todos los días prometo que voy a limpiarlas. Mi vecina esta descolgando las cortinas para la limpieza del otoño. La odio, pero si tuviera dinero la contrataría y la pondría a hacer en mi casa todo lo que hace en la de ella. Ya no me dejo convencer por las Tele-ventas: por mas espectacular que sea el artefacto, implica sacarlo, usarlo, limpiarlo y guardarlo. Los jabones caros limpian igual que los baratos.  Empiezo a ver como una opción la comida congelada y cada vez son más simples mis recetas. No hago nada, pero no paro de hacer cosas en todo el día, cosas que no termino, que siempre dejan algo pendiente. Hay que ser optimista, dejaré de escribir mis inútiles lamentos y me dedicaré a limpiar las ventanas. Dentro de cinco minutos…

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ímpetu

Y de pronto hizo frio. El viento que viene del mar está helado. El sol perdió su ímpetu y se toma su tiempo en amanecer. El verano se acabó. Se fueron los turistas. Volvieron los niños al colegio. Este será mi tercer otoño. Ahora no envejezco en años sino en estaciones. Porque ahora envejezco. Para bien y para mal. El otoño me recuerda a Bogotá: atardeceres naranjas y un poco de frio. Supe que envejecía cuando en vez de pensar en comprarme una nueva chaqueta, le cambié los botones a la que tenía. También lo confirmé cuando me descubrí comprando ahuyama para hacer sopa. Incluso tengo problemas de adulto. Hago cuentas en las hojitas que le sobran a la chequera. Me cuesta trabajo mantener el espíritu zen y la actitud “peace and love”. Como los otros adultos empiezo a perder la inocencia y a evidenciar mi desilusión. Era inevitable. Tarde o temprano iba a suceder.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Heroina

Mi prima Emilia me contacta en la mañana para mandarme un chorro de buena onda. Ella en Australia. Yo en Francia. Hemos logrado coordinar los meridianos para poder hablar un poquito mientras yo desayuno. Sólo es cuestión de tiempo. Tarde o temprano alguien escribirá un libro sobre ella. Heroína post moderna de una historia que ella misma ha construido. Se le olvida a uno que ella aún no ha cumplido 30 años… Ella no se queja, solamente sigue. Fuerte como un tornado. Dulce y generosa. Nadie le quita lo bailado. Una niña que se fué de la casa antes de ser mayor de edad. Mientras sus amigas disfrutaban de los beneficios de papas acomodados, ella trabajaba como mesera para ganarse la vida. Cuando esta triste me gustaría que viera en el espejo la persona que yo tanto admiro. Y cuando yo estoy triste ella se toma el tiempo y me manda chorritos de buena onda.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La Pobre Viejecita

He estado tratando de establecer si Rafael Pombo conoció Francia. Investigando encontré que vivió entre 1833-1912 y que fue diplomático en Nueva York a pesar de haber estudiado ingeniería. Según Wikipedia: “Pombo es no sólo el mejor fabulista de las letras colombianas para la niñez, sino uno de los grandes iniciadores de esta modalidad literaria en la región. Se conocen 222 fábulas que pasan por ser de su autoría siendo en realidad traducciones del inglés al español, y por ende más que fabulista como se le ha creído no pasa de ser mas que un muy buen traductor al español de Colombia.” No he podido establecer si conoció Francia o sus gentes. El tema me inquieta, porque nadie pudo describirlos mejor:

La Pobre Viejecita

Érase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
Leche, vino, té y café,
Y la pobre no encontraba
Qué comer ni qué beber.
Y esta vieja no tenía
Ni un ranchito en que vivir
Fuera de una casa grande
Con su huerta y su jardín
Nadie, nadie la cuidaba
Sino Andrés y Juan Gil
Y ocho criados y dos pajes
De librea y corbatín
Nunca tuvo en qué sentarse
Sino sillas y sofás
Con banquitos y cojines
Y resorte al espaldar
Ni otra cama que una grande
Más dorada que un altar,
Con colchón de blanda pluma,
Mucha seda y mucho olán.
Y esta pobre viejecita
Cada año, hasta su fin,
Tuvo un año más de vieja
Y uno menos que vivir
Y al mirarse en el espejo
La espantaba siempre allí
Otra vieja de antiparras,
Papalina y peluquín.
Y esta pobre viejecita
No tenía que vestir
Sino trajes de mil cortes
Y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos,
Chanclas, botas y escarpín,
Descalcita por el suelo
Anduviera la infeliz
Apetito nunca tuvo
Acabando de comer,
Ni gozó salud completa
Cuando no se hallaba bien
Se murió del mal de arrugas,
Ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
Ni de hambre ni de sed.
Y esta pobre viejecita
Al morir no dejó más
Que onzas, joyas, tierras, casas,
Ocho gatos y un turpial
Duerma en paz, y Dios permita
Que logremos disfrutar
Las pobrezas de esa pobre
Y morir del mismo mal

What a Wonderful World

Cuando uno se casa y luego tiene niños siente que darse gusto es parecido a portarse mal. Es como hacer una pilatuna. Hace unas semanas me compré el álbum de Andre Manoukian: So in Love. Es un compendio de Jazz donde los intérpretes son antiguos participantes de La Nouvelle Star, que es el American Idol francés. Pero dado que el señor es un genio de los arreglos y un gran pianista, el álbum, en mi humilde opinión, es una joya. Me lo compré con el mercado para disimular el gasto. Lo tengo en el carro. Y lo oigo. Y lo repito. Y lo canto. Y lo oigo otra vez. Mi canción favorita es What a Wonderful World, interpretada por Camelia Jordana, una muchacha de familia argelina, que canta sin esfuerzo como nadando entre caramelo. http://www.youtube.com/watch?v=3VV4vkxBv_Q

Siempre adoré la versión de Louis Amstrong. Me recuerda muchas cosas y sobre todo la escena de una película que usa la canción como música de fondo de una balacera en la que nadie sale vivo. Pero esta nueva versión me va a recordar este día, atravesando este bendito pueblo, el calor, la expresión en la cara de mi esposo, la preocupación… Atravesamos diez cuadras casi corriendo, nos subimos al carro y al prenderlo la canción hizo que fuera el momento perfecto para recordarle que gracias a él y a pesar de todo, sigo creyendo en mi Wonderful World.

What a Wonderful World


I see trees of green, red roses too
I see them bloom for me and you
And I think to myself what a wonderful world.
I see skies of blue and clouds of white
The bright blessed day, the dark sacred night
And I think to myself what a wonderful world.
The colors of the rainbow so pretty in the sky
Are also on the faces of people going by
I see friends shaking hands saying how do you do
They're really saying I love you.
I hear babies crying, I watch them grow
They'll learn much more than I'll never know
And I think to myself what a wonderful world
Yes I think to myself what a wonderful world.