miércoles, 11 de diciembre de 2013

Hoja de vida


Soy Ángela Blanc y tengo personalidades múltiples. La persona que soy hoy, tal vez será otra mañana, o tal vez no. Que sentido tiene hacer la hoja de vida de alguien que no puede decidirse a ser una sola persona.

Desadaptada funcional siempre logro adaptarme. En el colegio católico era la comunista. En la universidad pública era la capitalista. Mamerta entre los yuppies. Atea donde los Jesuitas. Demasiado maternal para ser gerente. Pacifista esposa de militar. Vivo en el sur de Francia, pero soy demasiado optimista para ser francesa.

Tengo una vida feliz, porque lleno los vacíos con pasiones. Dejé  periodismo porque me gusta escribir, pero no el contacto con la realidad. Estudié diseño gráfico y pedazos de Bellas Artes: pintura, cerámica, montaje de exposiciones. Buena en fotografía, en historia del arte, en teoría del color. Regular en otras cosas, lo que compensé con disciplina aumentando mi impopularidad.

Toda mi vida tejí, bordé, cosí, pinté, decoré, horneé, etc…

La vida profesional trajo consigo el Internet y el inglés. Diseñé sistemas de comunicación bilingües, diagrame libros, me gané premios, dirigí proyectos. El sentido común me convirtió en asesor del Gobierno en la comunicación de temas económicos y legales.

Fui profesora en una universidad privada y conferencista en una pública.

Con mas iniciativa que criterio monte una empresa. Hice todo: limpiar el piso, conectar cables, aprendí contabilidad, Excel, como pagar impuestos y como no. Busque clientes, atendí clientes e incluso logré que me pagaran. Dirigí proyectos, cree estrategias, fuí copy, inventé soluciones. Sostuve 10 empleados, incluyéndome.

El amor me trajo un hijo, el exilio y el francés.

Vida dos. En modo de inmigrante. Cree Lita Blanc para vender mis creaciones. La promoción implicó retomar la fotografía hasta montar mi propio estudio.


Sufro de un apremiante sentido de la estética que condiciona lo que hago, y de una compulsión maniática que me obliga a materializar mis ideas.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Personalidades múltiples


En la décima tercera crisis nerviosa que me ha provocado haber llegado al cuarto piso, me dio por poner un anuncio en Internet para dar clases de español. En la cuarta crisis había aceptado el hecho de ser una artista, en la sexta había comprendido que una de las cosas que mas me gusta practicar es la fotografía pero que nunca tendré el dinero para montar un estudio, en la octava que tengo personalidades múltiples… Lo mas lógico era ponerme a dar clases de español, para rellenar las horas que me dejan libres las actividades de mis otras 6 personalidades. 

Una semana mas tarde recibí el primer mail referente al anuncio. Un señor me preguntaba si podía enseñarle español en un año. Yo le conteste que si que claro, pero que tocaba trabajar mucho y todas las cosas inmamables que dicen las personas que creen saber algo. Acto seguido sufrí un ataque de pánico, porque debido al exceso de series policíacas al que estoy expuesta a causa del insomnio, me imagine los peores escenarios en todos los tonos de la hemoglobina. Afortunadamente existe Google y me dediqué a investigarle la vida al pobre señor antes de ponerle una cita en una cafetería del centro de la ciudad, estratégicamente ubicada… por si acaso.

A la cita llego un muchacho de 28 años, alto, moreno, de rasgos indígenas, que habría podido ser uno de mis compañeros de universidad, o el vecino que fía en cualquier tienda de Teusaquillo. Tímido. Con la respiración entre cortada de correr por que se le había hecho tarde para la cita. Un café. "Me llamo Eduardo. Nací en Perú, pero fui adoptado a los 3 años. Necesito que me ayude a hablar en español porque en un año me voy a buscar a mis papas biológicos". Me sentí como cuando uno se queda sin aire después de haberse caído en clase de educación física. Sin palabras. Que digo que no suene cursi, inapropiado… Sigo sin palabras. El último sorbo del café. Tomo aire. Le digo que de ahora en adelante solo le voy a hablar en español. Que vamos a hacer un programa bla bla bla… Digo todo lo que debería decir tratando de borrar de mi cara los sentimientos encontrados.

Hace dos semanas que comenzamos las clases. Vamos bien, pero no dejo de preguntarme porque mi corazón se involucra (siempre) en todo lo que hago.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Walie


Mi preguntó si el niño tenia su propia cama. Si dormíamos juntos. Si comíamos en una mesa. Luego me dijo que debía comprarle una bicicleta. -Otra? pensé yo-. Luego me explicó que era un Lego, donde comprarlo y me indicó que yo debía hacer una figura y obligarlo a repetirla de manera idéntica. La reunión duró 40 minutos. Terminó mal. -Doctora yo soy Bac+5, certificado por el Gobierno Francés y a mi me respeta- dije. En su misión de médica de los colegios públicos, su obligación era procurar el bienestar del niño y explicarme todo eso que mi condición de inmigrante del tercer mundo me impide saber.

En la foto se puede observar la versión de Walie hecha por el niño de la inmigrante, sin intervención de la misma.

Si alguien me vuelve a hacer el comentario, "Qué envidia, tu, viviendo en Europa!"…  Le pongo la mano…