miércoles, 3 de noviembre de 2010

P.O.P.

Hace muchos pero muchos años, cuando aún estaba en la universidad conseguí un trabajo en una multinacional de tecnología como “channel marketing”. A pesar del caché que me daba el nombre, mi trabajo consistía en organizar la bodega del material P.O.P. (Material Punto de Venta, en inglés Point-of-Purchase) y distribuirlo. 400m2, de cosas que cinco minutos después de ser entregadas a los posibles clientes irían a la caneca. Botones, botoncitos, cartones, esferitos con tinta para tres palabras, llaveros, almanaques, afiches, muñequitos, linternas, clips, camisetas, etc., etc. Mi trabajo era organizarlo para luego distribuirlo. Pero para distribuirlo tenía que tener la aprobación de 3 personas sentadas en los cubículos que colindaban con el mío, que al no saber hablar correctamente el inglés, lo mezclaban con el español, lo que les daba ese aire de “gente de mundo – del tercer mundo”.  La muchacha del cubículo de la derecha estaba enamorada del señor casado del cubículo de la izquierda y sus decisiones dependían de lo que él dijera. Él a su vez era adicto a los antiácidos y sus mejores momentos eran los que estuvieran alejados de las horas de digestión. En el tercer cubículo había una señorita que sufría de serlo y que a los 45 años seguía pensando que la minifalda la habían inventado pensando en ella. Las aprobaciones eran periplos interminables en los que nunca logré sincronizar la digestión, con el amor platónico, con la minifalda. Pero el tiempo pasaba y el material P.O.P. perdía vigencia, entonces cajas llenas de cosas debían archivarse porque no podían ni reciclarse, ni regalarse, ni destruirse. Pero dado que era una multinacional  y que las decisiones estrategicas estaban dictadas por algún señor en Malasia o en Nueva York, cada semana llegaban nuevos conteirnes de material P.O.P. hecho en China, que deberían luego archivarse porque la aprobación dependía de la digestión, la traga y la minifalda.  A veces, cuando estaba cercana la fecha de presentar los indicadores de gestión, un aprobación aparecía de la nada y yo feliz, llenaba mi Fiat 147 amarillo y me iba a entregar el material a los distribuidores. Desafortunadamente nunca hubo sincronía entre la promoción que salía por televisión y el material que yo debía entregar y los distribuidores rechazaban la entrega. Pero  no tenía derecho a devolver el material a la bodega porque había sido aprobado. Yo renuncié un lunes. El viernes anterior me fui a la universidad con mi carro lleno de camisetas. En el prado que había frente al edificio se jugaba la copa “La Amistad”, que reunía los equipos de futbol de diferentes facultades. Me acuerdo que saque las camisetas de baúl y que le di “uniformes” a casi todos los equipos.  Luego me senté a ver el partido. De las 1200 camisetas solo 60 fueron a parar en las manos de alguien que las usaría.

El material P.O.P. es una industria en la que el 99% de lo que se produce, nace siendo basura. Cosas que se botan luego de que se reciben, que no sirven para nada, que sufren del mal gusto de tener una marca impresa la cual no tiene relación con su utilidad o su origen. Muchos de ellos cuentan con baterías que nadie tiene el cuidado de reciclar. Las cantidades son enormes. Los presupuestos ridículos. Al no tener argumentos para vender los productos por si mismos, la leyes de la publicidad indican dar un regalo insulso para “posicionar la marca”. No importan las montañas de basura que se genere, la contaminación, el uso de los recursos del planeta y el gasto de energía.

Al graduarme prometí no trabajar nunca más en multinacionales, ni dejar que mi vida dependiera de personas atrapadas en cubículos. Ingenua. Sobre todo ahora que a estas condiciones le sumo la conciencia ecológica. Dos veces ingenua.

1 comentario:

Oscar M dijo...

Recien conozco tu blog y ya lo estas acabando...
Bueno, yo tambien soy diseñador Grafico con muchas ganas de ser exdiseñador.

Muy acertada tu entrada, la frase "...99% de lo que se produce, nace siendo basura" me recordo una de las cosas por las que siento que no vale la pena insistir en este medio, ademas del hecho que siguiendo mis metas y mi corazon, soy consiente que el diseño grafico NO me va a llevar a donde quiero. Sad but true.

Un abrazo.