viernes, 24 de abril de 2009

Oportunidad

En el cambiador de un almacén de ropa, me encuentro a un hombre mayor torsi-desnudo, con la expresión de sentirse enfermo, cansado, al que su esposa ayuda a medirse alguna ropa para el verano. Ella trata de convencerlo de subir el ánimo. Con esfuerzo le sube los brazos, le mete las camisas, le apunta los botones, él solo esta triste y desanimado.

El muchacho que atiende los cambiadores se acerca y empieza a ayudarle a la señora física y moralmente. Le explica al señor la tendencia de la moda para el verano, que la camisa es en algodón, que esa camiseta blanca se le ve muy bien con el pantalón caqui.

Yo los escucho mientras me mido una falda. El señor se anima y escoge algo. La mujer agradecida, termina de vestir a su esposo y le da una palmada en la espalda al muchacho.

Pienso en todos mis amores. Se me encoge el corazón y me saca una lágrima. A veces la humanidad merece una segunda oportunidad.

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