viernes, 10 de julio de 2009

Efecto perverso 2

El 2008 fue el año en que nacieron más niños en Francia en los últimos 30 años. Antes de nacer los niños tienen derecho a un subsidio de 850 euros para preparar su llegada. Al nacer y durante 3 años tienen derecho a un subsidio mensual de 170 euros. A los 3 años entran al sistema educativo público que es gratuito. Las familias grandes tienen derecho a un subsidio adicional de acuerdo al tamaño y además tienen derecho al subsidio de alojamiento que les ayuda a pagar el arriendo. Las mujeres solas y/o divorciadas tienen derecho a otro subsidio adicional. Se han hecho cada vez más frecuentes las familias de más de 8 hijos de un solo matrimonio o recompuestas. En las conversaciones la gente no comenta que “está buscando el hermanito”, sino cuántos niños le faltan para un apartamento de 2 alcobas.

Los subsidios generan un efecto perverso: garantizan la supervivencia, pero matan la ambición y la necesidad de nuevos retos. Los mercados están llenos de mujeres exhaustas con los carritos llenos de niños insoportables. Muchas dejaron de estudiar o jamás lo hicieron a pesar de haber tenido la oportunidad de hacerlo. Le tienen terror al mercado laboral y pánico a construir sus propios negocios. Sueñan con tener una casa propia, pero sienten que es algo inalcanzable.

Existe la expresión de que una mujer que tiene muchos hijos “Ha trabajado bien para la Francia”. Yo que me cuestioné tantas veces sobre “para qué traer hijos al mundo”, ni en mis sueños más salvajes, pensé que fueran una forma de subsistir.

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