jueves, 4 de febrero de 2010

Sospecha

Me preguntas que he aprendido en este tiempo que llevo lejos. Aprendí que todos somos iguales. Para bien y para mal. Todos nos enamoramos, odiamos, nos enfurecemos. Todos nos ponemos simpáticos con dos tragos y patéticos con diez. Todos soñamos con ganarnos la lotería, hacemos trampa cuando hacemos dieta, envidiamos el carro del vecino. Todos fuimos niños. Peleamos con nuestros hermanos. Esperamos a alguien mirando por la ventana. En todas partes hay cínicos, sádicos, mártines, héroes, profetas y villanos. Somos tan iguales que nos esforzamos en buscar diferencias para identificarnos. Y esa búsqueda termina siendo una trampa y una mentira.

Pero también nuestros derechos son (o deberían ser) los mismos. Es tan grave la injusticia para unos como para otros. Es igual de trágica la impunidad. Es igual de dolorosa la muerte aquí o allá. Pero a menos que la desgracia toque nuestra puerta somos entes insensibles. Todo se vuelve ficción y miramos las noticias como cualquier otra emisión. La sangre es de tempera y la tristeza una actuación.

En los países desarrollados la discriminación se ejerce hacía afuera, contra los extranjeros, los inmigrantes, incluso contra los turistas. En los países en vía de desarrollo la discriminación se hace hacia adentro. Es social. Hay gente y gentecita. Gente de bien y la otra gente, generalmente la que tiene opiniones políticas opuestas a las propias. El primer mundo se hizo rico, en parte, porque hizo mercado en otros países y no pagó la cuenta. En el tercer mundo los ricos, se hacen más ricos, porque se usufructúan de las diferencias sociales y de los gobiernos corruptos: salarios mínimos miserables, impuestos convenientes, exenciones oportunas, legislaciones a la medida.

Creo que no he aprendido nada nuevo. Sólo tuve nuevas pruebas de algo que sospechaba.

1 comentario:

Wilmar dijo...

A veces creo que hay un boom de información, que te golpea la cabeza, la sociedad es demasiado amorfa, no quiero decir complicada, sino eso, discontinua, asquerosamente invariante pero terriblemente activa. y si, llegan sospechas a la cabeza, sospechas de un mundo salvaje que nos han dejado por dominar ahi afuera, aún no se si valga la pena entenderlo, almenos se que hago un intento.