Déjame perder el tiempo entre trancones infinitos. Comprar un cigarrillo en el semáforo y fumármelo camino a la casa. Regatear con el vendedor de los aguacates, preguntar cuál es el pan que está más fresco, quedar pegajosa de azúcar de roscón.
Quiero estar entre el ruido, el todo a mil, pague dos y lleve 3, vallenato ventiao, repuesto para la olla exprés, botella, papel, donde el regalaron el pase, pilas pirobo, chao mamita, quien pidió pollo.
Quiero estar entre el ruido, el todo a mil, pague dos y lleve 3, vallenato ventiao, repuesto para la olla exprés, botella, papel, donde el regalaron el pase, pilas pirobo, chao mamita, quien pidió pollo.
Andenes en donde nunca pisé la línea. Plazas de mercado multicolores. La pobreza. El lujo. La miseria. La belleza. La tragedia. El desorden. Déjame comprar todo lo que no necesito en una miscelánea. Drogarme con el olor a pegante de una remontadora. Hacer mercado en la plaza y almorzar en algún restaurante snob. Ropa interior del Only y chaqueta del Centro Andino.
Déjame disfrutar de los niños que ganan el premio de montaña de la ciclovía. Familias que comen oblea después de misa. Chicharrones colgados de un gancho. Dosis personales de lechona en tenedores blancos. Mujeres que educan familias haciendo empanadas.
Deja que Bogotá me rompa el corazón como lo ha hecho tantas veces. Que llore mis muertos y mis ausentes. Déjame vociferar, maldecir, gritar, reírme a carcajadas. Tener fe en el futuro. Déjame volver.
Déjame disfrutar de los niños que ganan el premio de montaña de la ciclovía. Familias que comen oblea después de misa. Chicharrones colgados de un gancho. Dosis personales de lechona en tenedores blancos. Mujeres que educan familias haciendo empanadas.
Deja que Bogotá me rompa el corazón como lo ha hecho tantas veces. Que llore mis muertos y mis ausentes. Déjame vociferar, maldecir, gritar, reírme a carcajadas. Tener fe en el futuro. Déjame volver.