sábado, 28 de noviembre de 2009

Criticones Ánónimos

Hola, me llamo Ángela y soy una criticona.- Hola Ángela. – Contestarían los otros participantes de la reunión de Criticones Anónimos.- Llevo 16 días sin criticar a nadie. - Tímidos aplausos felicitarían mi esfuerzo.Porque siempre he sido una criticona. No soy la única. Sé que muchos disfrutamos del placer de armar y desarmar la vida de los otros, cómo se visten, cómo piensan, lo que compran. Ante la imposibilidad de ver objetivamente nuestras carencias, nos dedicamos a la deconstrucción de las de los otros con la ayuda de nuestra lengua viperina. Pero a veces no hace falta ir a las reuniones de Criticones Anónimos. El destino hace la vuelta. Nos hace comer una a una nuestras palabras. Nos muestra cómo siempre existe la posibilidad de estar equivocados. Cómo el chauvinismo y la prepotencia se pagan en módicas cuotas. Hasta aquí pareque que me hubiera intoxicado con un libro de autoayuda escrito por Og Mandino. Qué horror. ¿A qué se debería el repentino acto de contricción?. Tanta humildad parece sospechosa.

Hace 4 días el niño supo cómo abrir la puerta del baño (o tal vez yo la dejé abierta), abrió la llave de la tina, sacó la ducha extensible y minutos más tarde bailaba emparamado en el corredor de un apartamento prácticamente inundado. Hice todo lo que tenía que hacer, sequé, exprimí, escurrí, recogí, colgué… después de una hora de oficio adicional vi mi reflejo en el espejo. Me acordé de todos los comentarios intolerantes y ridículos que osaba expresar cuando veía a primas, amigas y vecinas, pasando trabajos con sus niños pequeños. Las teorías sobre la educación y cómo sería yo de mamá, que me atrevía a profesar cuando veía muchachitos haciendo pataletas en los supermercados. Las críticas idiotas de cómo las que se vuelven mamás viven desgualetadas. Y me comí todas y cada una de mis sandeces mientras metía las toallas en la lavadora incapaz de escurrirlas más. Luego me senté en el sofá con el niño, lo abracé, le dije que no me volviera el apartamento una piscina, él me abrazó también, suspiró y dijo: ma-ma.

2 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Muy buena tu entrada. Es cierto que hasta que no vivimos ciertas situaciones nocomprendemos wel alcance que pueden tener.
Un abrazo, el final no pudo ser más tierno.

Unknown dijo...

3 comentarios Güe... de un "sin niños":

1- Cambiar el pestillo de la puerta a 1.65 de altura por lo menos (durará poco ya lo sabemos)... Sabemos que la curiosidad de los niños es directamente proporcional al peligro o el daño posible: las tomas de corriente, el bidet, los payasos de porcelana de Lladró de la abuela, etc.

2- Criticona no Angelita, lo que hacemos es "socializar las desgracias y las alegrías"

3- Habría que buscar canalizar el potencial del chinito: Bombero seguro y si los padres son más liberales podría hasta sacarse un sobresueldo de Streaper ja, ja