lunes, 23 de febrero de 2009

Cambio de cuerpos

Hace no mucho tiempo me dijo que cambiáramos de cuerpos. -¿Porque? - Porque quiero tener tetas y el pelo negro. - Listo, cambiemos, yo quiero ser rubia y comer Nutela sin que se me note.

Ella es mi esperanza en el futuro de Francia. Una fuerza vital dispuesta a disfrutar la vida, capaz de reírse de ella misma. Sin ser consciente de su infinita belleza, eructa en público, pide perdón y se ríe. Si fuera colombiana la mamá la tendría modelando, ya se la habrían negociado a algún mafioso, sufriría de anorexia y se pararía ¾ como cualquier reina de belleza. Ella por el contrario piensa que las rubias son feas y me muestra en las revistas como son de lindas las castañas.

La conocí cuando tenía 5 o 6 años. La primera vez que nos quedamos solas se desvistió, gritó y tiró todos los muebles al piso. Yo me escondí en la cocina y la miraba por la ventanita de la puerta. ¿Qué hacer? Yo era la novia de su papá y tenía todo el derecho a hacerme la vida difícil. Pero empezó a sentarse a mi lado, a meterse a la ducha conmigo, a usar mi maquillaje. Entonces empezamos a jugar al Spa: Yo llenaba la tina, le untaba cuanta mascarilla tenía, le exfoliaba las piernas, le echaba cremas en el pelo, le cortaba las uñas y la dejaba ahí hasta que se le arrugaban los deditos. Después se quedaba dormida.

Cuando empezó a leer, se empeñó en enseñarme a leer a mí. – Si no entiendes una palabra, no importa, lees la siguiente. – Leamos esta revista. Es de maquillaje. – ¿Existen libros que hablan de maquillaje? Wow!!!!

Cuando iba a nacer el bebé le compré cuanto libro había sobre niñas que iban a tener un hermanito. Claro no había libros sobre mi madrastra va a tener un hijo con mi papá. Pero eso no fue un problema. Cuando decoré el cuarto del bebe ella comentó que el cuarto que teníamos para ella y su hermano no era tan bonito. Entonces le puse fotos, le hice pajaritos de origami y le pinté un cuadro. Le pareció bien.

Según ella al bebe por nacer le gustaba el rock. Pasaba horas recostada en mi barriga hablando con su hermano, preocupada de que se sintiera solo. Cuando supo que era un niño se desilusionó, pero yo le expliqué que era mejor que ella fuera la niña para que siempre fuera la reina. Le pareció bien.

Me acompañó a la primera vacunación del bebe. Me pasaba el pañal, me pasaba las medias, me pasaba un kleenex para que me secara las lágrimas. Me acompañó a llevar a mi mamá al aeropuerto el día en que me equivoque de autopista y estuvo juiciosa y pendiente de los paneles para que volviéramos a encontrar el camino. – ¿Tu sabes que eres mi mejor amiga en Francia? Nunca sientas celos del bebe porque yo te quiero muchísimo. – Yo no siento celos. Pero no dejemos de jugar al spa.

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