sábado, 21 de febrero de 2009

Mala suerte

Ella no era precisamente una mujer con suerte. Nació siendo francesa y católica, como debe ser. Pero tuvo 3 hijos. El primero se casó con una francesa, católica y tuvieron 3 hijos ídem. Hasta aquí todo iba bien. El segundo se casó con una Bosnia nacida en la antigua Yugoeslavia, de madre musulmana y padre ateo. Tuvieron dos niños, que para no entrar en grandes discusiones, crecieron sin una religión. El tercer hijo se casó primero con una francesa pero judía. Tuvieron dos hijos, que crecieron sin religión, para evitar la ira santa de la abuela católica,… bueno, los católicos no profesan la ira santa, pero cuando la necesitan, la ejercen. Luego, este último se divorció y se arrejuntó con una católica, pero colombiana y tuvieron un niño, que a la fecha no tiene religión porque sus padres no son casados.

Para subsanar un poco tan vergonzosa situación, impuso siempre las fiestas católicas y las celebraciones francesas. Rezó todo lo que pudo, pidiéndole a dios que su hijo menor nunca llegara con un Kipá. Nunca permitió comentarios sobre las tradiciones musulmanas o las judías. Hacía grandes cenas donde el plato principal era Roti de Porc, sin importar que sus invitadas no comieran. Por encima todo se veía bien. Se disimulaba la vergüenza.

Durante las elecciones a la presidencia de Francia, con un vaso de whisky en la mano y lágrimas en los ojos, decía que votaría por Sarkozy para salvar a su país de los extranjeros, estaba segura de que él los iba a acabar y que así se salvaría el país de sus nietos. Pero de sus 8 nietos, solo 3 cumplían con los requisitos de religión y nacionalidad.

Al llegar la mujer colombiana católica, algo empezó a fallar.

Primero apareció la música, pero la pobre mujer no midió el riesgo y la permitió en las celebraciones. Luego apareció la comida y si bien siempre fingió enfermarse a causa de las recetas exóticas, esto no impidió que los demás se llenaran a punta de patacones y papas con guiso. La inconsciencia de la mujer colombiana trajo a las conversaciones las tradiciones musulmanas y las judías, relatos de la guerra entre Bosnia y Herzegovina, los niños empezaron a hablar en español, a cantar en bosniac y a bailar salsa. La colombiana no entendía y por el contrario disfrutaba mezclando todas las tradiciones. Que ofensa oírla cantar La Marsellesa con ese acento atroz antes de los partidos de futbol. La muy atrevida empezó a hablar de liberté, égalité, fraternité, porque para colmo sabía leer. Ya su familia no era lo que debía ser. Que mala suerte la suya, darle 3 hijos a La Francia, para terminar en esto.

1 comentario:

sandra dijo...

JAJAJAJA QUE ENREDO PERO POR FIN LO ENTENDI, POBRE TU SUEGRA O DE MALAS Y PA COLMO UNA COLOMBIANA JAJAJ,PERO DE MALAS ASI ES LA DIVERSIDAD CULTURAL, NO MAS LLEVALA UN TIEMPO A COLOMBIA!!!!LE ENCANTARA BECHITOS AL BEBE UN ABRAZO PA TI!!! CONTINUARA ESTA HISTORIA.......SIII PORFA ESCRIBE MAS