viernes, 27 de febrero de 2009

Hedonismo farmacéutico

No hay nada que supere una farmacia francesa. Puedo pasar horas entre empaques preciosos, llenos de promesas que superan mi imaginación. No es necesario hacer una exposición del nivel de sofisticación de la industria cosmética francesa, ni del dominio absoluto en las fragancias, las texturas y las sensaciones. Cada estación tiene una gama de productos e incluso la decoración cambia para promocionar eso que no sabía que necesitaba. En mi pueblo hay una farmacia por manzana. Todas las semanas las visito con alguna excusa, no me importan las filas llenas de viejitos hipocondríacos, ni dejar la mitad de mis ingresos. Bueno, no hasta hace unos días. Farmacia Chaton, centro de Hyeres. Dos cajas y en cada una mujeres entradas en años haciendo su orden. El dueño de la farmacia muy atento, supervisa que sus empleadas atiendan bien a las señoras que ya llevan más de 10 minutos comentando cada uno de sus pedidos.

Caja 1
- No se te olvide la caja de supositorios de glicerina, tu sabes de mi constipación. No te imaginas este fin de semana, mi nuera preparo unos… bla, bla... supositorios, constipación, bla,…
- Si no se preocupe, ¿le incluyo dos cajas?

Caja 2
- Yo quisiera llevar unas goticas para dormir porque desde que se murió mi esposo, no logro conciliar el sueño como debe ser…
- Ah, madame! Cuanto lo siento y ¿hace cuánto que murió su esposo…?
- Hace como 22 años, pero yo he oído que tienen goticas para dormir…

La señora de la caja 1 termina de pagar. La señora de la caja 2 intenta pagar con una tarjeta débito, pero algo pasa.

- No entiendo, si el código es 3254, ¿por qué no me funciona? -El señor Chaton con paciencia infinita le ayuda.

El siguiente cliente es un anciano árabe. Con tantos años como las otras clientas, en un francés básico y lleno de acento solicita que le pongan una vacuna para la gripa. El dueño de la farmacia con desprecio, subiendo la voz y reforzando cada sílaba, le dice que vaya a un doctor que en Francia las farmacias no dan ese servicio. El señor sale ofuscado. El dueño comenta al público en tono burlón que a quien se le ocurre que en una farmacia se ponen inyecciones. A mí por ejemplo. Y a 45 millones de colombianos. Y por lo visto a los 600 millones de personas que hacer parte del Islam.

Me da una pereza horrible que llegue mi turno y que por causa de mi acento me traten de la misma forma. Pero el bebe empieza a hacer bolitas de baba y a aplaudir.

- Madame, que hermoso bebé!
- Merci. – No se notó tanto el acento.
- ¿Quiere llevar algo más? – Si, toda la sección de cosméticos, pero no quiero que me oigan hablar.
- No, merci.

Esa noche el dueño de la farmacia Chaton de Hyeres, saldrá cansado pero orgulloso de un día más de trabajo y del excelente servicio que da a sus clientes. Bueno, a casi todos.

Frutas traquetas

- Mija, y no has pensado en poner un negocio por allá?
- Si claro, y ya tengo uno visto. Voy a “traquetiar” con frutas.
- Mija qué son esa palabras, no es mejor decir comercializar que traquetiar?
- No, es que lo que yo quiero hacer es traquetiar. Mira te explico. Ahora que voy en el capítulo 20 de “El cartel de los sapos” que me trajo mi mamá…
- Y tu mamá que hace llevándote esas cosas…?
- Espera y verás. He hecho el siguiente análisis… En Francia un buen aguacate vale 5 euros, es decir, $15.000 pesos. ¿Cuánto cuesta en Mariquita?
- No creo que más de $1.000...
- Un paquete de 4 granadillas vale 6 euros, es decir $18.000, ¿Cuánto cuesta en Sasaima?
- No creo que la docena valga más de $2.000…
- Yo sé que no es como la coca donde el valor se multiplica muchas veces más, como explicaron el "El Fresa" y "El Anestesia", pero no sería un mal negocio…
- Sí, pero entonces ¿Por qué lo ves por el lado ilegal? ¿Y quiénes son esos amigos tuyos?
- Tía porque la Unión Europea, le dice al mundo: Véndanme caro, soy Europa, soy el primer mundo y no quiero nada inferior a la perfección…entonces le exige a los países pobres y productores el cumplimiento de unos estándares de calidad totalmente desproporcionados.
- ¿Será?
- Sí, y en Colombia el tema de la exportación tanto a nivel público como privado está en manos de unos gomelos de a peso…
- Ay mija, que peleadera con todo el mundo, ¿por qué van a ser de a peso…?
- Porque son unos hijos de vecino que lavaron el estrato 3 gracias a que sus papás les pagaron una universidad privada, luego los mandaron de paseo con la excusa de ir a estudiar, aprendieron inglés o al menos algunas palabras claves que pronuncian poniendo en riesgo el esmalte de sus dientes y aunque en la lonchera les mandaban sanduche de mortadela con Comapán y jugo de guayaba, juran que nunca han probado una granadilla. Acuérdate que en mi pasado oscuro yo era uno de ellos…
- Si, si me acuerdo. Claro que tú nunca te fuiste a estudiar…
- Sí, eso es otro problema, y por el contrario los verdaderos expertos, los genios del comercio exterior, están en la cárcel, o financiando gobiernos, o haciendo sus vueltas o extraditados, deberían estar en el Ministerio de Comercio Exterior, en Pro…
- No, que horror, a ti que te está pasando…
- Es que en este invierno tan horrible, en el que llevo comiendo manzanas insaboras e inodoras y mandarinas sin jugo… pienso que nosotros deberíamos ser inteligentes y llenar los países con estaciones de granadillas, manguitos de azúcar, anones, guamas, freijoas, curubas, guanabanas… ¿Tu sabes que mi esposo no me deja hacer jugo, porque le parece un pecado meter un mango a la licuadora?
- Pero es que tu esposo…
- Sí tía, pero eso es otro problema. Entonces de un lado, la Unión Europea que ignora que lo perfecto es enemigo de lo bueno, y por otro lado los gomelos de a peso colombianos, preocupados por cómo pagar la cuota de la tarjeta que se les llenó en la Zona T, dándoselas de que no han probado nunca un bananito manzano.
- No es que no me imagino un almuerzo sin jugo…
- Y eso no es lo más paradójico. Imagínate que Francia controla el peso de los niños, y como la media subió cerca de 100 gramos, han hecho campañas impresionantes para que la gente coma 5 frutas y verduras al día…
- Pero 100 gramos no es mucho…
- Si yo sé, ellos son así. Y a eso súmale la caída del poder adquisitivo, la crisis mundial… Tú te imaginas si yo monto un mercado clandestino, con su puesto de jugos, con el aguacate a 4,50 euros, con su ensaladita de frutas, su "Postríbulo" con dulce de papayuela, de mora…
- Mija me hiciste dar hambre, me voy a almorzar…
- Bueno tía, saludes por allá…

miércoles, 25 de febrero de 2009

Nouvelle Star

Nueva temporada de la Nouvelle Star. American Idol en Estados Unidos. Factor X en Colombia. Franquicia es franquicia. La versión francesa me encanta. Primer capítulo. Un muchacho maquillado, con ropa ajustada que se echa toneladas de laca en un mechón rubio. Emocionado. Modales finos y muy estilizados. 17 años. Su mamá nerviosa lo acompaña y comentan mientras llega su turno. Entra, se presenta. Los jueces no esperan mucho. Y canta. Escoge una canción de una comedia musical que deberá cantar alguien trasnvestido. Y canta. Piel de gallina. Lágrima. El muchacho está seleccionado. Su mamá afuera llora. El muchacho sale feliz. Y su mamá lo abraza, lo besa y llora. Y yo lloro. Y lloro. El amor de una mamá. Me paro. Tapo al bebe que duerme atravesado en la cuna. Le cojo la manito. Y lloro.

martes, 24 de febrero de 2009

Amiga

Me encanta montar en metro. Cuando vivíamos en Marseille aprovechaba la más mínima oportunidad para darme el paseo, a pesar de tener a mi disposición el carro del que entonces era mi novio. Parquear en algunas ciudades es horrible. Extrañamente vale lo mismo que en Bogotá, o incluso menos. Pero eso es otro problema.

Ella se sentó frente a mí una tarde que iba al centro a tramitar los papeles del PACS (pacto de solidaridad civil, para nosotros: la legalización de una unión libre). No podría decir cuántos años tenía, portaba la expresión de haberlo visto todo, la piel bronceada, los músculos firmes, pero creo yo, que por el exceso de maquillaje le habían salido las patas de gallo antes de tiempo. Me miraba como si supiera algo. Yo le sonreí. Estaba segura de haber visto este fenotipo humano toda mi vida. Leyó algo en mis papeles que le dio la pista definitiva.

– ¿Haciendo papeles?- Un delicioso acento del algún departamento colombiano.
– Si es que voy a hacer el PACS con mi novio.- En su rostro la expresión de estar viendo alguien ingenuo.
– Yo sé quien le coge el ruedo a esos pantalones.
– Si, ¿de verdad? Es que toca cortarles y no quiero dañarlos.
– Venga le explico. – Me hace un mapa en el respaldo de alguna de mis fotocopias.
– Ah mil gracias!
– Yo siempre estoy en Sakakini, frente al hospital. Si me necesita.
– Gracias!

¿Necesitarla? Que hubiera dado por poderla invitar a mi casa y oírle toda su historia. Pero como vivíamos en un Caserne Militar tuve miedo. En fin…

Una semana más tarde estaba invitada a una comida en la casa de mis amigas japonesas a la que nunca había ido. Llevaba 20 minutos perdida y pensé en ella. Bajé por Sakakini y hay estaba, ataviada para su labor.

– ¡Buenas! Me da pena molestarla pero estoy perdida y tengo que llegar a esta dirección.
– ¡No mamita, eso es lejos! Suba por esta y antes de llegar al Velodrome voltea a la derecha. Esa es la mejor ruta.
– Mil gracias.
– Por aquí a la orden.

Aprovechando que mi novio seguía de misión fuí la noche siguiente a saludarla. Le llevaba una cajita de papas con guiso calientes. Era tarde. Me fui caminando.
- ¡Buenas! ¿Encontró la dirección?
- Si gracias. ¿Cómo le ha ido?
- Bien para no preocuparla.
- Yo le traje una cosita… son papitas con guiso…

Ella cogió la caja, la abrió por un lado, las olió y cerró los ojos mientras suspiraba.

- ¿Las puedo guardar para más tarde?
- Si claro. Ya le mandé coger el ruedo a los pantalones, mil gracias.
- Eso no es sino que pregunte. Pero mi consejo, es que se dé mañas y se haga amiga de algún árabe. Ellos se la tienen montada a los franceses y se saben todos los trucos que pal subsidio, que pa’ la seguridad social, que si necesita conseguir algo, que si tiene problemas con la justicia… Por esta calle hay un sitio de fotocopias de uno que me ayudó mucho. Saque las copias allá y se lo va ganando.
- Ah buenísimo, lo haré.

En ese momento llegó su amiga. No era ni colombiana ni francesa, e incluso no sé si era su amiga o su amigo, hablaron en algo que podría ser una derivación apocopada del francés.

- Me salió una vuelta amiga.
- Ah tranquila, cuídese mucho.
- Lo mismo amiga, chaooo.

No la volví a ver. Lástima. Seguí su consejo y me hice amiga del árabe. Pero eso es otra historia.

lunes, 23 de febrero de 2009

Cambio de cuerpos

Hace no mucho tiempo me dijo que cambiáramos de cuerpos. -¿Porque? - Porque quiero tener tetas y el pelo negro. - Listo, cambiemos, yo quiero ser rubia y comer Nutela sin que se me note.

Ella es mi esperanza en el futuro de Francia. Una fuerza vital dispuesta a disfrutar la vida, capaz de reírse de ella misma. Sin ser consciente de su infinita belleza, eructa en público, pide perdón y se ríe. Si fuera colombiana la mamá la tendría modelando, ya se la habrían negociado a algún mafioso, sufriría de anorexia y se pararía ¾ como cualquier reina de belleza. Ella por el contrario piensa que las rubias son feas y me muestra en las revistas como son de lindas las castañas.

La conocí cuando tenía 5 o 6 años. La primera vez que nos quedamos solas se desvistió, gritó y tiró todos los muebles al piso. Yo me escondí en la cocina y la miraba por la ventanita de la puerta. ¿Qué hacer? Yo era la novia de su papá y tenía todo el derecho a hacerme la vida difícil. Pero empezó a sentarse a mi lado, a meterse a la ducha conmigo, a usar mi maquillaje. Entonces empezamos a jugar al Spa: Yo llenaba la tina, le untaba cuanta mascarilla tenía, le exfoliaba las piernas, le echaba cremas en el pelo, le cortaba las uñas y la dejaba ahí hasta que se le arrugaban los deditos. Después se quedaba dormida.

Cuando empezó a leer, se empeñó en enseñarme a leer a mí. – Si no entiendes una palabra, no importa, lees la siguiente. – Leamos esta revista. Es de maquillaje. – ¿Existen libros que hablan de maquillaje? Wow!!!!

Cuando iba a nacer el bebé le compré cuanto libro había sobre niñas que iban a tener un hermanito. Claro no había libros sobre mi madrastra va a tener un hijo con mi papá. Pero eso no fue un problema. Cuando decoré el cuarto del bebe ella comentó que el cuarto que teníamos para ella y su hermano no era tan bonito. Entonces le puse fotos, le hice pajaritos de origami y le pinté un cuadro. Le pareció bien.

Según ella al bebe por nacer le gustaba el rock. Pasaba horas recostada en mi barriga hablando con su hermano, preocupada de que se sintiera solo. Cuando supo que era un niño se desilusionó, pero yo le expliqué que era mejor que ella fuera la niña para que siempre fuera la reina. Le pareció bien.

Me acompañó a la primera vacunación del bebe. Me pasaba el pañal, me pasaba las medias, me pasaba un kleenex para que me secara las lágrimas. Me acompañó a llevar a mi mamá al aeropuerto el día en que me equivoque de autopista y estuvo juiciosa y pendiente de los paneles para que volviéramos a encontrar el camino. – ¿Tu sabes que eres mi mejor amiga en Francia? Nunca sientas celos del bebe porque yo te quiero muchísimo. – Yo no siento celos. Pero no dejemos de jugar al spa.

domingo, 22 de febrero de 2009

La vida sin E!

En la prehistoria de mi vida, pasaba horas frente al canal E!. Delicioso encefalograma plano, que vaciaba mi cerebro de toda intención de progresar, aprender o salir a hacer ejercicio. Horas y horas. Siesta. La vida de Ana Nicole Smit. Siesta. Mandarina y granadilla. E! True Hollywood Story. Siesta. Listado de los 101 más imbéciles. Té con galletas. Y se acababa el domingo. Sería políglota si hubiera invertido el mismo tiempo en aprender idiomas.

En Francia no tenemos televisión por cable. Aunque no es muchísimo más cara que en Colombia, finalmente está en francés y me da pereza. Hay algunos programas de chismes, buenos, entretenidos pero digamos que debido a que hay mayor respeto por el público y por su inteligencia, no son tan degradantes y por consíguiente no producen el mismo efecto.

Lo que si hay son tres o cuatro revistas que no compro, pero que persigo. Como exfumador que aspira el humo de los otros. Bendita sea mi cuñada que las compra semana tras semana. Cuando se nos acaba el tema, sacamos una y empezamos a descuerar sin piedad. “No, es que yo ya no siento lo mismo por Brad Pitt desde que se casó con Angelina”. “Y que tal la flacura de Katie Holmes! Mala la mano de Tom Cruise… claro si la tocara” Risas cínicas. Bendita sea Britney que nos ha salvado de tanto silencio incomodo. Benditas sean la anorexia, las cirugías plásticas, las sobredosis de drogas. Bendito sea el consuelo de sentirse mejor que ellos en una vida simple sin la exposición pública de nuestras miserias.

… y cuando se nos acaba el tema? Pues empezamos con las celebridades francesas, finalmente hay que integrarse, aprender de la cultura del país, entender la complejidad social y seguir rajando, todavía queda café y el niño está dormido en el sofá al menos por media hora más.

Para saber más consulte: http://fr.eonline.com/uberblog/index.jsp

sábado, 21 de febrero de 2009

Mala suerte

Ella no era precisamente una mujer con suerte. Nació siendo francesa y católica, como debe ser. Pero tuvo 3 hijos. El primero se casó con una francesa, católica y tuvieron 3 hijos ídem. Hasta aquí todo iba bien. El segundo se casó con una Bosnia nacida en la antigua Yugoeslavia, de madre musulmana y padre ateo. Tuvieron dos niños, que para no entrar en grandes discusiones, crecieron sin una religión. El tercer hijo se casó primero con una francesa pero judía. Tuvieron dos hijos, que crecieron sin religión, para evitar la ira santa de la abuela católica,… bueno, los católicos no profesan la ira santa, pero cuando la necesitan, la ejercen. Luego, este último se divorció y se arrejuntó con una católica, pero colombiana y tuvieron un niño, que a la fecha no tiene religión porque sus padres no son casados.

Para subsanar un poco tan vergonzosa situación, impuso siempre las fiestas católicas y las celebraciones francesas. Rezó todo lo que pudo, pidiéndole a dios que su hijo menor nunca llegara con un Kipá. Nunca permitió comentarios sobre las tradiciones musulmanas o las judías. Hacía grandes cenas donde el plato principal era Roti de Porc, sin importar que sus invitadas no comieran. Por encima todo se veía bien. Se disimulaba la vergüenza.

Durante las elecciones a la presidencia de Francia, con un vaso de whisky en la mano y lágrimas en los ojos, decía que votaría por Sarkozy para salvar a su país de los extranjeros, estaba segura de que él los iba a acabar y que así se salvaría el país de sus nietos. Pero de sus 8 nietos, solo 3 cumplían con los requisitos de religión y nacionalidad.

Al llegar la mujer colombiana católica, algo empezó a fallar.

Primero apareció la música, pero la pobre mujer no midió el riesgo y la permitió en las celebraciones. Luego apareció la comida y si bien siempre fingió enfermarse a causa de las recetas exóticas, esto no impidió que los demás se llenaran a punta de patacones y papas con guiso. La inconsciencia de la mujer colombiana trajo a las conversaciones las tradiciones musulmanas y las judías, relatos de la guerra entre Bosnia y Herzegovina, los niños empezaron a hablar en español, a cantar en bosniac y a bailar salsa. La colombiana no entendía y por el contrario disfrutaba mezclando todas las tradiciones. Que ofensa oírla cantar La Marsellesa con ese acento atroz antes de los partidos de futbol. La muy atrevida empezó a hablar de liberté, égalité, fraternité, porque para colmo sabía leer. Ya su familia no era lo que debía ser. Que mala suerte la suya, darle 3 hijos a La Francia, para terminar en esto.

martes, 17 de febrero de 2009

Confesión

Te confieso que pensaba que de los tres meses pasabas a los tres años. Estaba preparada para tu primer día de colegio, para comprarte un triciclo y para empezar a hacer aeromodelos juntos. Pero no tenía en mis planes lo que la gente llama “crianza”. Fue tu abuelita la que me hizo caer en cuenta que había que enseñarte millones de cosas, como decir mamá, aplaudir, hacer “tope tope tun…” yo busqué en Internet a ver si había una lista, pero no, nada, y ahora que iba a hacer? Pero te juro que esto ha sido lo más especial que me ha pasado en la vida. Yo sé, me ves llorando a veces, te juro que no estoy triste, es que eso que siento por ti, es superior a mí. Cuando te veo dormido, cuando te oigo respirar, cuando te ríes, cuando alegas… yo siento eso que no puedo describir y me dan ganas de llorar. Soy muy feliz, pero al mismo tiempo tengo miedo… por eso me limpio las lágrimas y sigo como si nada, disfrutando de estar contigo.

Gracias a Dios no eres nada de lo que me imaginé antes de que nacieras. Ahora que te conozco me has parecido un tipo increíble, con una personalidad arrolladora, sonriente, fresco, adaptable… tanto que me pregunto a quien le heredaste todo eso, o si es lo que tú eres. Cuando todo es un desastre tu estas tranquilo y sonríes. Incluso cuando alegas, eres simpático. A mí tampoco me gusta la ropa de invierno, ni las inyecciones, ni el cinturón de seguridad, te entiendo pero dadas las circunstancias seré la encargada de cuidarte y no habrá la más mínima posibilidad de que lo pase por alto.

Cuando te vi, te dije: “Gracias por venir mi amor, te estaba esperando”, y luego te llevaron a los brazos de tu papa que te tuvo horas contra su pecho desnudo, envueltos los dos en una sabana para calentarte. Por eso siempre que te baña, te recuerda ese día. Y ahí empezó la aventura de ser tu mamá. Yo creía que tenía todo preparado: una habitación con tu cama, tu ropa, tus juguetes… pero tu abuelita me enseñó que lo único que era indispensable, era el amor. Y yo pensé: que abuelita tan cursi, pero no, tenía razón, porque una cosa es tener los mejores juguetes, y otra es levantarse a las 2 de la mañana a darte de comer y sentir que es lo mejor que puedes hacer en ese momento. Tú dirás también que yo soy cursi, porque todos los días a las 6 de la tarde cuando te baño para empijamarte, te doy besos y te digo que te quiero… Yo solo me estoy cerciorando de haberte consentido lo suficiente ese día.

Mira, no lo repito, y espero que esto lo leas cuando seas grande. Pero ojalá no me tomes muy en serio y seas tú mismo. No me pares bolas todo el tiempo, aunque yo pose de experta, son más las dudas que las certezas. No seas el más necio, pero por favor, no seas el más juicioso. Disfruta del paseo.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ariquipe y chicharrones light

Mi mamá vino una semana de sorpresa. Una semana completica. 30 horas de viaje de ida. 30 horas de viaje de vuelta. Gracias a Dios mi mamá hace esas cosas. Como aún trabaja no puede venir más tiempo y aprovecha. Llego con una maleta llena de cosas adorables: un regalo de mi amigo Mario para el bebé, ariquipe light, chicharrones light – si es que eso es posible-, café, los cds de Sin tetas no hay paraíso, El cartel de los sapos y Me pido la ventana; el libro de la Historia de la Humanidad que sacó Diana Uribe, acompañado de dvds con todos los programas que me mando mi amigo Mario… increíble. Una pijama para mí – a mi mamá le da pena que mi esposo me vea con mis pijamas horribles-, miles de camisetas del Only talla 2 y 3, dos sudaderas y dos monos para gateadores, regalos para los hermanitos, a mi esposo Malboro y Ron Medellín añejo. Y para cerrar con broche de oro: dos cajas con mis cosas, incluido mi abrigo rojo.

Cuando me vine para Francia lo hice con dos maletas: una llena de cosas de bebe y otra con ropa de embarazada. Cuando empezó el otoño y ya tenía al bebé, me di cuenta que todo lo que yo era y tenía, o estaba en Bogotá o lo había regalado y me puse a llorar.

En las noches de esta semana, mientras mi esposo ve alguna película de Clint Eastwood, veo con mi mamá los cds que me trajo. Me dice que los guarde para cuando este sola, pero yo prefiero verlos con ella, porque el placer mayor radica en tener con quien comentarlos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Francés, francés.

Sé que es ingenuo pensar que los trámites de residencia en un país serán fáciles, o que las personas serán medianamente amables. Los países deberían evitarse la burocracia y los costos, y mandarle a las personas en mi situación una carta recodándonos que no son felices con nuestra presencia, pero dado que uno de sus ciudadanos cayó en el trampa de enamorarse de una extranjera y ya entrados en gastos: Quédese señora, pero pórtese bien.

Pero no, en vez de eso, se inventan una cantidad de trámites que debemos cumplir año tras año, a ver si nos aburrimos y nos devolvemos. El último trámite que me piden es demostrar que mi hijo es francés. A saber: El niño nació en un hospital público francés. Nos ayudó una trabajadora social francesa a conseguir todo lo pertinente para que entrara en el sistema. El estado francés pagó todo el nacimiento de acuerdo a las políticas existentes. La alcaldía del pueblo en que nació - al sur de Francia, en la región de Var para más señas - nos dio el registro civil francés, donde su papá “el francés” -como le decían en Colombia- dijo que era hijo suyo. En la misma oficina nos dieron el pasaporte francés cuando quisimos ir a Colombia de vacaciones. El niño va a una guardería pública francesa donde pagamos de acuerdo a la declaración de los impuestos ídem. Me imagino yo, que demostrar esto será un periplo por todas estas entidades pidiendo la copia de los registros que ellos ya tienen, o que deberían tener. Por un lado nos dan todos los subsidios y las facilidades de los niños franceses – con los cuales estoy muy agradecida - y por otro quieren que demostremos que el niño si es lo que es, para que su mamá pueda vivir en el país antes mencionado.

Yo haré todo y pondré cara de sufrimiento y/o súplica de acuerdo a la ocasión. Lo que me preocupa, es que el trámite implique una entrevista con el niño en mención. Este muchachito es lo que se dice un tipo chévere, sociable, que le sonríe a todo el mundo, que les acaricia la carita a todas las niñas de la guardería, que come de todo, que solo se queja cuando tiene el pañal sucio, nunca ha hecho huelga y para “colmo” es igualito a mi: revuelto de chibcha con español. Es posible que cuando lo conozcan, comiencen a sospechar, porque francés, francés, no es.

El premio

Mi mamá me cuenta que a un guerrillero que colaboró con el escape de un secuestrado, lo mandaron a Francia con una suma considerable de dinero (1.000 millones de pesos, unos 330.000 euros) y que además le van a poner una pensión de 1.000 euros al mes.

- Huy mami, como le hacen eso-.

Mi mamá molesta me responde -Pero como vas a decir eso, mija, es un premio-.

Pero mami como va a ser un premio. Primero que todo, le dicen que lo están premiando, esa es la primera guachada. El señor debe pensar que se va a ir a una “Colombia” pero con más plata, donde tomará vinos y comerá quesos a voluntad, la gente hablará como el inspector Dodo y que va a darse una vida llena de lujos y de placer con su inmensa fortuna. Una semana después de estar acá, el tipo va a pensar que se está enloqueciendo, porque la relación causa-efecto con la que vivió toda la vida, se ha invertido o produce resultados aleatorios. Porque lo que en Colombia es una fortuna, acá no es una miseria pero casi.

La primera vez que el señor salga a caminar y los carros paren antes de las cebras para que pasen los peatones, el tipo va a empezar a sospechar. ¿Porqué paran si el carro es más grande y más fuerte? Obvio va a tener que hacer mercado, y se va a dar cuenta que lo mínimo para él y su esposa le costará 150 euros a la semana. Si se antoja de aguacate, le costará 5 euros el bonito y 1 euro el feíto. Entonces de los 1.000 euros al mes ya van 600 euros en comida. Faltan los seguros, los impuestos, la gasolina a 40 o 50 euros la tanqueada, los servicios, la ropa… ¿Te imaginas ese pobre aprendiendo a vivir en un país con estaciones? Un señor que ha vivido en la selva toda su vida. Tendrá que aprender a pasar de las temperaturas a bajo cero con nieve incluida, a un verano caliente y pegachento. La graduada del radiador que le producirá bronquitis crónica, quitar la nieve de la puerta y del carro y otra vez el malestar del aire acondicionado.

Pensará en comprarse una casita o un apartamento y verá que en Paris es imposible y el resto de Francia le ofrece inmuebles que empiezan en 150.000 euros, cercanos a un apartaestudio de 30 metros cuadrados. El arriendo del mismo inmueble le costara entre 700 y 900 euros.

Seguramente lo pondrán en clases de cultura francesa, como a todos los inmigrantes. Las clases son en francés. Entonces dependiendo de que tanto entienda se dé cuenta de cosas inverosímiles para él (y para muchos colombianos):

Igualdad. “Las mujeres son iguales” ¿Iguales a qué? Preguntará él. Ah sí, que todas son iguales. “No señor, iguales a los hombres, con los mismos derechos”. No. ¿Por qué? ¿Cómo así? “Y los homosexuales también, son iguales y tienen derechos”. No, pero ¿qué les pasa…?

“La educación y la salud son públicas. Todos los niños van al colegio”. ¿Todos? Y va a pensar en los niños que venden cigarrillos en los semáforos, en los que limpian los parabrisas, en los que se prostituyen, en los que trabajan en las ladrilleras o en la guerilla y va a tratar de no pensar más, para no sentirse tan mal…

“Somos un estado laico. Es decir se respeta el derecho de que cada quien escoja su religión, pero la religión no interfiere en las decisiones del estado”. ¿Y entonces cómo hacen? ¿Quién persigue a los que están a favor del aborto? ¿Quién le hace la guerra a la planificación familiar? “No señor, la salud pública le ofrece todos los servicios de planificación familiar”. ¿Cómo así? El que se creía de izquierda se sentirá un facho derechista igualito a Jean-Marie Le Pen.

También le darán clases de francés, y luchará con la pronunciación irreproducible, con tres vocales de más en cada sílaba y con un montón de tildes en todas las direcciones. Y muchas veces aunque empiece a entender preferirá no hablar.

Y seguramente como el señor no es como los otros exilados políticos, que se reúnen y pasean por Montparnasse discutiendo sobre la "levedad del ser" y mandan epístolas por internet, se va a sentir muy solo. Irá al consulado de Colombia en Paris y lo trataran como nos tratan a todos: Sin misericordia. Irá a la Fonda Paisa y hará amigos que luego le pedirán prestado debido a su “inmensa fortuna” o lo invitarán a participar en una pirámide y seguramente saldrán peleando.

Y sentirá angustia de no entender como en la relación: dinero + país extranjero = felicidad, algo falta. Me parece un castigo largo y doloroso.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Si se lo merecen, insúltelos (1)

Durante las consultas sicológicas de la depresión post parto, comenté que hacia grandes esfuerzos por ser muy educada y amable procurando reducir el efecto negativo de ser extranjera y de no hablar bien el idioma, pero que aún así había gente agresiva y sobre todo muy impaciente conmigo. La psicóloga me dijo que porque pensaba que acá la gente iba a ser mejor que en mi país, que muy seguramente allá había personas amables, pero también otras tantas que no lo eran. Y que tanto allá como acá, tenía derecho a reaccionar. “Madame Blanc, insúltelos, no importa que sea en su idioma, finalmente hijo-de-puta, suena parecido en los dos idiomas”. Increíble.

Semanas más tarde me fui de compras. Bebé, coche, 16 bolsas de todos los tamaños, amarradas al coche por todos lados. Había caminado horas, estaba cansada y el bebe tenía hambre. Entramos a una cafetería y procuré ubicarnos en una mesa donde no hiciéramos mucho estorbo. Pedí un café y una cucharita para la compota. Mientras el bebe comía y hacia toda clase de gracias, una mesera pasó al lado del coche y lo sacudió: “Su coche me molesta señora!”. Luego me trajo el café y lo botó sobre la mesa. No voy a quejarme sobre lo duro que es salir con un coche, un bebe y 16 bolsas, finalmente hay gente en peores circunstancias, pero me dio tanta contrariedad, que puse la moneda de 2 euros al lado de la taza, organicé a mi chiquito y me fui sin tomarme el café. Al salir, me di cuenta que me perseguía otro de los meseros gritándome que no había pagado el café. Le dije donde había dejado la moneda. El muchacho ofuscado la encontró –gracias a dios- y me dijo que como no me había tomado el café… y yo que ya estaba en mis límites le dije que era problema de ellos, que a la mesera le molestaba el coche… y de pronto me di cuenta que estaba insultándolos en mi francés de a peso… delicioso placer negativo y politicamente incorrecto, que no experimentaba en meses. Además las viejitas de las otras mesas me apoyaban y me invitaban a sentarme con ellas… Cuando acabé, me fui sintiéndome como 10 años más joven.

Una semana después volví en iguales circunstancias, me atendieron muy bien, tomamos compota con café, pero este lugar ya no era tan divertido como solía ser.

Si se lo merecen, insúltelos (2)

Cuando me quedo sola con mi bebé, lo más complicado es hacer mercado, entonces desistí de llenar la despensa y lo que hago es amarrar dos bolsas al coche y lo que me quepa, es lo que comemos los siguientes 4 o 5 días. Un día al llegar a la caja, me di cuenta que atrás mío, había un señor de edad, que hacía toda clase de gestos para expresar su afán. El señor estaba comprando una caneca de plástico y unas servilletas anaranjadas. Llegó mi turno, empecé a sacar las cosas de las bolsas para pagarlas. El bebe gritaba. Yo debía pagar con cheque y mientras sacaba las cosas, buscaba entre mi cartera mis documentos de identificación. De pronto se me calló la bolsa de las mandarinas, que como de costumbre no había cerrado, y mientras rodaban oí al señor murmurar: “Estos $%”()/ extranjeros deberían irse a su país”. Yo dejé todo donde estaba. El cajero que era todo menos francés, me miro con cara de pena ajena. Me voltee hacía el señor y le dije: “Señor, estoy totalmente de acuerdo con usted. No sabe las veces que le he suplicado a mi esposo que volvamos a mi país. Pero el es francés, sabía usted? Y el niño también, y claro, es posible que como buen francés sea terco y no quiera ir a vivir a mi país. No se imagina, a veces para presionar a mi esposo, no le hago el amor en una semana. Se imagina? Una semana completa sin hacer el amor. El pobre se sube por las paredes. Además como es gendarme, pues es posible que no consiga trabajo en mi país, porque los gendarmes solo existen en Francia, sabía usted? Pero yo creo que si usted le dice que los extranjeros como yo debemos volver a nuestros países, el de pronto lo entienda, ¿quiere que lo llamemos?”. El cajero acabó de pasar mis cosas, más tranquila hice el cheque y dejé las mandarinas por ahí. Pobre señor, debió llegar a su casa cuando ya había empezado el Telediario.